Tras semanas de espera debido al regreso de Community, por fin ha podido encontrar un hueco en su parrilla la continuación de la magnífica Parks and Recreation, la cual no hace más que sorprendernos. A pesar de que andemos un poco perdidos, pues Live Ammo se planeaba emitir después del episodio anterior siguiendo el interesante arco que habían planeado, volver a meternos en la campaña de Leslie Knope ha sido tan refrescante como si hubiera comenzado una temporada nueva. Además, la aparición especial de Bradley Whitford (The West Wing) en un episodio que homenajea completamente (¡ese paseo! ¡Pillner for Pawnee!) a la serie de Sorkin, es un aliciente divertidísimo para todos sus seguidores.

Todavía no tengo claro si me gusta la evolución del personaje de April, de la que poco a poco afloran sentimientos y reacciones casi humanas. Al estar al cargo del antiguo puesto de Leslie, que no se imaginaba tan complicado, encuentra en los animales del refugio la motivación necesaria para trabajar, y vemos cómo la chica se encariña con perros, gatos y hasta cerdos. Aunque solo sea porque no son humanos, bien hacen aflorar algo de humanidad en April, y cuando ve que no puede encontrarles un lugar se deprime (hasta que Tom consigue animarla un poco, cómo se nota que nos lo quieren poner como el novio perfecto para Ann). Por otro lado, tampoco estoy del todo convencido con la trama que han compartido Ron y Chris, pero es porque hemos visto algo parecido entre ellos; primero con la carne y ahora la meditación, y es que Chris le pide a Ron que se involucre más en su vida para poder darle el cargo de administrador de la ciudad (¡las diabluras que haría Ron ahí!); tras descubrir lo verdaderamente bueno que es Ron para vaciar la mente, avisan a Chris de que ya no tiene poder para dar ese puesto y que si gana Davenport igual sea despedido. Las intenciones, al menos, fueron buenas, y ver a Ron y Chris bebiendo whisky siempre es interesante.
¿Lo mejor? El gag inicial y el final. El primero, en el que Ann y Leslie investigan el increíble piso de Tom, que tiene todo tipo de comodidades y lujos, lo que hace que Ann lo quiera con locura (no a Tom, al piso). El final, con la clásica escena Tom-April, vuelve a sacarnos una carcajada y consigue que el tiempo no haya pasado para la serie. Me encanta cómo está siendo la temporada, tanto en cuestión de puntazos como de historias, y ahora que hay más en juego en la campaña de Leslie (como el trabajo de Chris), está más interesante que nunca.
COMENTARIOS