Bastante hemos tenido que esperar para ver, por fin, la que es técnicamente la segunda temporada y secuela de Spartacus: Blood and Sand. Los motivos, tristemente, son conocidos por todos nosotros.
Para los fans de la serie que vieron Boss y temían que Starz hubiera sentado la cabeza, habréis comprobado que vuestros temores se han disipado fugazmente, pues Spartacus: Vengeance, título que recibe esta entrega de la serie, no escatima para nada en violencia extrema rozando la caricatura y en sexo sin desenfreno y a muy bajo precio (ojo, me refiero al tratamiento de las situaciones y temas, no a su necesidad de aparecer para ser fiel al contexto histórico).
¿Y cómo va la revolución de nuestro Espartaco? Pues el frente de problemas es, hasta la fecha, bastante amplio. Pero, al fin y al cabo, si en su momento prestamos un mínimo de atención a las clases de historia, o si tenemos un preocupante nivel de admiración hacia Kirk Douglas, ya sabemos cómo acaba esta historia. Así que nada de lloros.
Los conflictos se cuecen dentro y fuera. La unidad de los rebeldes se ve prontamente sometida a prueba por la diferencia de objetivos de los líderes: Crixus sólo lucha para encontrar de nuevo a su amada Naevia; Spartacus, aunque sí que inicia la cruzada movido por el deseo de vengar la muerte de su esposa, se compromete a conseguir un verdadero cambio sistemático en la sociedad romana.
El conflicto externo: los romanos, que de la mano de Claudius, marido de Ilythia -ese personaje cuyos miembros deseamos ver en breve arrancados de cuajo de su cuerpo uno a uno al ritmo de los aplausos de la masa enfurecida de la arena (y de los nuestros propios desde nuestra casa)-, intentará aplastar a los cada vez más numerosos esclavos enrabiados. Pero son personajes del pasado los que marcarán la diferencia. SPOILER ALERT. Me alegro de la no-muerte de Lucy Lawless, que vuelve convertida en una profeta (pero sin perder un ápice de zorrería), y de la vuelta de Ashur, el cojo más mal nacido de la tv desde Gregory House.
Todo esto está muy bien, pero, ¿es el argumento lo que realmente nos preocupa en el arranque de esta nueva temporada? No. Lo importante es determinar si la ausencia de Andy Whitfield y Lesley Ann-Brandt, actriz que interpretaba a Naevia, afectarán o no en demasía el interés por la serie. Cada uno deberá encontrar su respuesta. Comento la mía.
La cadena de pago ha jugado muy bien al optar por sustituir a Whitfield por un actor muy parecido a él. Tengamos en cuenta que el personaje/actor funcionaba, así que lo mejor que podían hacer era disimular el cambiazo y así agilizar la transición. A mí, por lo menos, me ha colado desde el minuto 1.
Lo de Naevia es otro cantar. Supongo que el ser consciente de que su salida de la serie no va ligado ni mucho menos a circunstancias tan irreversibles como las comentadas arriba me hace ser más intransigente. El cambio ni me cuela ni quiero que me cuele. Pero bueno, el personaje en sí tampoco me entusiasmaba. Veredicto: a la arena.
En mi opinión, todo en su línea, que es lo que yo, personalmente, quería. Por el momento, seguiré a Spartacus hasta el momento de su muerte, que, esperemos todos, esta vez sea únicamente ficticia.
Para los fans de la serie que vieron Boss y temían que Starz hubiera sentado la cabeza, habréis comprobado que vuestros temores se han disipado fugazmente, pues Spartacus: Vengeance, título que recibe esta entrega de la serie, no escatima para nada en violencia extrema rozando la caricatura y en sexo sin desenfreno y a muy bajo precio (ojo, me refiero al tratamiento de las situaciones y temas, no a su necesidad de aparecer para ser fiel al contexto histórico).
¿Y cómo va la revolución de nuestro Espartaco? Pues el frente de problemas es, hasta la fecha, bastante amplio. Pero, al fin y al cabo, si en su momento prestamos un mínimo de atención a las clases de historia, o si tenemos un preocupante nivel de admiración hacia Kirk Douglas, ya sabemos cómo acaba esta historia. Así que nada de lloros.
Los conflictos se cuecen dentro y fuera. La unidad de los rebeldes se ve prontamente sometida a prueba por la diferencia de objetivos de los líderes: Crixus sólo lucha para encontrar de nuevo a su amada Naevia; Spartacus, aunque sí que inicia la cruzada movido por el deseo de vengar la muerte de su esposa, se compromete a conseguir un verdadero cambio sistemático en la sociedad romana.
El conflicto externo: los romanos, que de la mano de Claudius, marido de Ilythia -ese personaje cuyos miembros deseamos ver en breve arrancados de cuajo de su cuerpo uno a uno al ritmo de los aplausos de la masa enfurecida de la arena (y de los nuestros propios desde nuestra casa)-, intentará aplastar a los cada vez más numerosos esclavos enrabiados. Pero son personajes del pasado los que marcarán la diferencia. SPOILER ALERT. Me alegro de la no-muerte de Lucy Lawless, que vuelve convertida en una profeta (pero sin perder un ápice de zorrería), y de la vuelta de Ashur, el cojo más mal nacido de la tv desde Gregory House.
Todo esto está muy bien, pero, ¿es el argumento lo que realmente nos preocupa en el arranque de esta nueva temporada? No. Lo importante es determinar si la ausencia de Andy Whitfield y Lesley Ann-Brandt, actriz que interpretaba a Naevia, afectarán o no en demasía el interés por la serie. Cada uno deberá encontrar su respuesta. Comento la mía.
La cadena de pago ha jugado muy bien al optar por sustituir a Whitfield por un actor muy parecido a él. Tengamos en cuenta que el personaje/actor funcionaba, así que lo mejor que podían hacer era disimular el cambiazo y así agilizar la transición. A mí, por lo menos, me ha colado desde el minuto 1.
Lo de Naevia es otro cantar. Supongo que el ser consciente de que su salida de la serie no va ligado ni mucho menos a circunstancias tan irreversibles como las comentadas arriba me hace ser más intransigente. El cambio ni me cuela ni quiero que me cuele. Pero bueno, el personaje en sí tampoco me entusiasmaba. Veredicto: a la arena.
En mi opinión, todo en su línea, que es lo que yo, personalmente, quería. Por el momento, seguiré a Spartacus hasta el momento de su muerte, que, esperemos todos, esta vez sea únicamente ficticia.
COMENTARIOS