Si buscamos en el diccionario la palabra ‘vampiro’ encontramos esta definición: Espectro o cadáver que, según cree el vulgo de ciertos países, va por las noches a chupar poco a poco la sangre de los vivos hasta matarlos. Obviamente, todos tenemos una imagen clásica de los vampiros, pero si fijamos, a lo largo de los años la televisión ha ido cambiando nuestra concepción sobre esta criatura fantástica y terrorífica. La primera serie televisiva que nos consta fue protagonizada por vampiros fue La Familia Monster (The Munsters) consta de 1964, pero no me iré hasta tan atrás en el tiempo sino que me centraré en series vampíricas más recientes como son The Vampire Diaries, True Blood y el remake estadounidense de Being Human. (¡cuidado con los spoilers de estas tres series!).
Antes de empezar, no obstante, tenemos que hacer una especial mención a la serie vampírica que marcó un antes y un después en la década de los 90. Sarah Michelle Guellar protagonizó Buffy, The Vampire Slayer, una serie de siete temporadas en las que Buffy se enfrentaba a vampiros entre otros seres sobrenaturales. Unos vampiros sin escrúpulos, sádicos, asesinos que salían del mismísimo infierno. Son un tipo de criaturas totalmente distintas a los que hoy en día protagonizan series como The Vampire Diaries (actualmente en emisión). Estamos ante un cambio radical, hasta el punto en el que los vampiros de hoy se han vuelto muy… blandos.

¿Por qué digo blandos? Porque ahora los vampiros son simples humanos que beben sangre. La idea moderna de un no-muerto es de un ser inmortal que tiene una dieta vegetariana, por así decirlo. Pertenecen a una sociedad en la que los vampiros forman ‘reinos’, en los que hay unos miembros originales que son los que toman el mando e imponen unas reglas que el resto de vampiros deben seguir. A lo largo de los años han pasado de alimentarse de simples víctimas, a alimentarse de animales salvajes, bolsas de sangre, o incluso sangre sintética que se vende en los supermercados. Pero también es verdad que hay una serie bastante reciente que plasma, a su manera, la imagen vampírica tradicional: Death Valley.
Incluso ha cambiado la forma de dañar o repeler a los vampiros. Antiguamente, según los ejemplos que nos ha mostrado el cine, un vampiro dormía en un ataúd y acababas con ellos con una estaca en el corazón (recordemos a Buffy). Además, si le daba algo de luz solar se convertían en cenizas y si querías alejarlos usabas tanto una cruz como una ristra de ajos. Pero, ¿cómo son ahora? en la mayoría de las ocasiones pueden andar a plena luz del día (ya sean un poco más débiles, o por anillos mágicos, etc…). Los ajos y las cruces les producen carcajadas y sólo puedes mantenerlos a raya con plata o incluso verbena. Además, los antiguos vampiros eran esqueléticos, o incluso alguno gordito (y cómico).
Dejando de lado los ejemplos cinéfilos, también hay que ver que los vampiros van de la mano de otros seres sobrenaturales. Parece ser que ahora es impensable una historia vampírica sin brujas u hombres lobo. Por ejemplo, en True Blood no tenemos un licántropo (en un principio), tenemos a Sam Merlotte que es un ser capaz de transformarse en cualquier animal, además de aparecer otras criaturas. En caso de The Vampire Diaries tenemos licántropos e híbridos (medio vampiro, medio licántropo), y en Being Human tenemos al pobre Josh, dando su versión de la licantropía. En el caso de las brujas, en True Blood las brujas son las archienemigas de la cuarta temporada, al igual que Bonnie es la amiga bruja de The Vampire Diaries, entre otros personajes brujos que ha habido a lo largo de estas tres temporadas. Pero también hay otros seres, como hadas, demonios (Supernatural), fantasmas, e incluso zombies.
De todas formas, quiero haceros una pregunta: ¿Las series de tema vampírico son originales?. Es decir, pensemos en una comparación entre dos de las series actuales más famosas que contienen a este tipo de personajes no-muertos: True Blood y The Vampire Diaries. Al fin y al cabo, la historia es más o menos igual, salvo que están destinados a públicos distintos; The Vampire Diaries está pensada para un público juvenil y adolescente mientras True Blood a un público más adulto, maduro. Aun así no quiere decir que ninguna de las series pierda calidad, o incluso deje de tener valor alguno, simplemente es para mostraros que es algo recurrente y que, dejando los gustos personales de cada uno a un lado, no cuentan algo nuevo.

Para finalizar, me gustaría dejar constancia de que éstas no son las únicas series con temática vampírica que se han emitido en los últimos años. Hay varios títulos disponibles para todos los gustos. Por ejemplo, está una especie de versión vampírica de Fringe o Supernatural llamada Blood Ties. Pero si te gustan los spin-off está Angel, que salió de la antes mencionada Buffy, The Vampire Slayer. Si prefieres temática gay unida al vampirismo, The Lair es tu serie, que fue la primera serie de vampiros protagonizada por personajes gays (no como en otras series ya mencionadas que algún personaje lo era). O, por el contrario, si prefieres las producciones inglesas, tienes la serie original de la mencionada Being Human, ya que en éste blog hacemos reviews de la versión americana. Me gustaría que me diéseis vuestra opinión, y si creeis que me falta alguna serie o teneis mas curiosidades comparativas entre True Blood y The Vampire Diaries me gustaría leerlo en comentarios. Antes de terminar, quiero dar las gracias a mis compañeros por haberme dado algún que otro dato sobre una serie de estas series, ya que por ejemplo Buffy no la he visto.
Aunque Vampire Diaries está dirigida a un público juvenil, confieso que TVD es mucho mejor que TB.
ResponderEliminarHabía una que alguna vez veía por el digital, Moonlight. Solo duro una temporada y estaba protagoniza por de Hawaii 5.0. Hacia de un detective privado vampiro, bastante floja. Esto con el comentario anterior, a mí tb me gusta más crónicas vampiricas que true blood.
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