Si no sabes a quién apunta Rick, no sigas leyendo. Hoy, especial de spoilers
Estaba más que claro. Podemos criticar a esta primera parte de la segunda temporada de The Walking Dead por multitud de defectos, como su excesiva lentitud, su más que sosegado ritmo, su superficialidad a la hora de tocar determinados temas o su absoluta falta de acción (o de haberla, opacada por el tedioso desarrollo que la rodeaba), todo esto sin adentrarnos en la complejidad de unos personajes que poco o nada han conseguido atrapar al espectador medio, o ese es el feedback que recibimos en las redes sociales. No obstante, como comentamos sobre episodios anteriores, con las premisas (lentamente) expuestas, solo quedaba un impresionante y magnético final para cerrar esta etapa, uno que tuviera la doble finalidad de redención ante el espectador (porque es obvio que este tedioso desarrollo era premeditado) y de punto y aparte en esta historia. AMC y las diversas productoras no se podían arriesgar a dejar en el aire una temporada cogida por pinzas y, aún con ciertos y esperados cliffhangers de por medio, The Walking Dead ha cerrado este ciclo como muy bien se le da hacerlo: con efecto.
Mucho y muy repetidamente he criticado esta temporada por motivos tan obvios que aunque no paro de repetir, merecen ser mencionados una vez más: he leído el cómic, tengo expectativas y tengo una perspectiva que debería cumplirse para con esta serie. Esta segunda temporada no es en general peor que la anterior (de hecho, casi podría decir que ha cumplido una progresión inversa: desde el impresionante piloto la serie decayó increíblemente para ir creciendo hasta el episodio de anoche). Su calidad es discutible, dependiendo de las lenguas que la den forma, pero intentando ser todo lo justo posible no puedo sino decir que, al menos, han cumplido. Personalmente me ha decepcionado en grado sumo, pero ejercitando un poco la capacidad de abstracción y, tras reflexionar ciertas cuestiones que pueden pasar por alto ocultas bajo el tedio desarrollo de la temporada, hay que mencionar aquellas virtudes que pueden pasarse por alto (y, de paso, aprovecho para comentar este último episodio).
- Agotada la sorpresa inicial de la serie, esta segunda temporada no podía mantener el mismo ritmo sino encontrar un poco de estabilidad en el propio apocalipsis, interno y externo de The Walking Dead. Como siempre digo, en esta historia los que de verdad dan miedo son los humanos, no los zombis y no hace falta esforzarse mucho para ver cómo se ha incidido en este hecho: la deshumanización de Shane (por cierto, increíbles y acertadas las palabras de Dale al decirle que "pertenece a este mundo (de oscuridad)"), la fatídica ignorancia de Hershel, la desesperada Andrea y, en cierta medida todos y cada uno de los personajes ante la desaparición de la pequeña Sophia.
- ¡Ay, Sophia, ay! Sin miedo a desvelar nada del cómic, qué decir cuánto esperaba que te encontraran algún día. La niña, un ser que poco conocíamos, parecía y es la constante de esta segunda temporada que tiene una doble función tan clara como absurda (según la perspectiva): como acabo de mencionar, es el elemento deshumanizador, el que pone a unos contra otros personificando la idea del abandono de un ser humano a su merced. Por otro lado, era la excusa para alargar la presencia de nuestros nómadas en la granja de Hershel: sin ella, al menos de momento, no se podían marchar.
- Quizás esta mitad de temporada haya sido soporífera pero los últimos diez minutos, al menos, son dignos de pertenecer a esa supuesta obra de arte que es la serie. Lástima, por supuesto. Pero qué menos que decir que son pura magia televisiva donde todas las variables se ponen en juego, donde la bestialidad humana se enfrenta a la muerte, donde los nómadas se enfrentan al granero. Mientras unos disparan, otros lloran de pena (Hershel, quiero decir) y, sorprendentemente, cuando la pólvora todavía estaba en el aire, aparece en escena una personita a la que todos echábamos ya de menos: Sophia. Sophia, en el granero. Cágate, lorito.
- Es mágico también, por denominarlo de alguna forma, el hecho de que la serie intente mostrar la doble moral de los personajes (característica presente en cualquier obra maestra televisiva, no lo olvidemos) y, aún lo es más, cuando no lo consiga en absoluto. No es ninguna virtud pero quiero pensar que es algo tan intencionado como todo lo demás y que una serie consiga que ningún personaje te llegue a lo más profundo (salvo esa inexplicable excepción para muchos, Daryl Dixon) es una cuestión que hay que mencionar. Ni siquiera Andrea, a la que amaréis (o eso debería pasar), es alguien que merezca la pena apreciar aunque su nueva personalidad sea mucho más interesante. Pero no nos olvidemos de Shane (odio profundo), de Rick (el buenismo aquí le convierte en un ser insoportable), la mentirosa Lori, ese niño-adulto de Carl que da más miedo que otra cosa, el pesado de Dale, la vergüenza de Carol. Menos Glenn y Maggie, que juegan en la liga pastelera y cuya relación, aún muy superficial, es de lo poco que queda de bondad en este grupo.
- Por último, voy a señalar una virtud que no esperaba: el juego del comic. The Walking Dead es una adaptación totalmente infiel, desvergonzadamente desleal, pero el juego de "ahora te complazco, ahora no" me ha conseguido engañar hasta el final. Y qué final.
Si habéis conseguido llegar hasta aquí posiblemente, si recordéis otras entradas sobre esta serie, pensaréis que soy totalmente contradictorio. Lo soy. Pero mantengo, en cierto modo, mi postura. Esta segunda temporada de The Walking Dead puede haberse arreglado o no (en realidad el problema es el cúanto tiempo han tardado), pero sigue sin ser lo que yo le exijo a una adaptación, a esta adaptación en concreto. Como serie es más que correcta pero menos constante de lo que debería ser, aunque está a la altura de lo que oferta y de las demandas del público, lo que la hace como poco suficiente. Aunque para mí jamás se podrá reducir a eso.
¡Hasta febrero!
Aunque el final ha sido genial..lenta lenta lenta lenta...demasiado lenta.
ResponderEliminarporque tenian que que aser que sophia se convirtiera en una caminante?? el hecho de que hayan niños en una serie de zombiez lo hace más emocionante por ultimo la ubieran encontrado para a futuro ponerla en una situacion similar.. es lo unico que me decepciona de esta serie en cuanto a todo lo otro lo encuentro genial.
ResponderEliminarYo creo que la serie es genial, no he leído el comic, de ahí que me parezca tan genial, y lo único que haría desaparecer de ella sería al odioso Shane. Por otro lado, y de todo corazón, me rompió el corazón ver que Sophia era un zombie, la verdad que no me lo esperaba para nada, simplemente que la encontrarían escondida y en peligro. Cambiando de tema, ODIO que llamen a los zombies 'caminantes', a cada cosa se le llama por su nombre, si eres un zombie, se te llama 'zombie'.
ResponderEliminarPues yo adoro a Shane, al menos da algo de vida a la serie, está loco, si, no lo discuto pero si mi vida depende de matar a un desconocido, creo que haría lo mismo... q se lo coman a él no a mi XD
ResponderEliminarPor lo que hace a Sophia... yo la cambiaria por Rick, dios q asco de PJ XDDDD
Y con eso de que no llega ninguno a la patata, a mi Glen y Daryl me encantan y me han tocado la patata XD asi que por mi la serie es genial, no discuto que sea un poco lenta pero bueno, puede sorprendernos ;)