Decidir cúal es la serie del año o, mejor dicho, cuál es la novedad que se estrena con mejor pie es algo complicado. Todo es cuestión de gustos aunque en ellos intervengan todo tipo de variables que pasan desde la audiencia que recibe una serie hasta cómo se desarrolla, o incluso cómo termina. La crítica generalmente se rinde ante productos novedosos, explosivos y diferentes, pero muchas veces se olvida de que una serie va más allá de los primeros capítulos que dan cuerpo y forma al resultado final: una temporada es más de uno, dos, tres episodios; es mucho más y desde las productoras se lucha para que así sea; ni siquiera voy a entrar en cómo puede cambiar una serie de una temporada a otra porque eso, aparte de obvio, queda fuera de lugar. Incluso nosotros (y especialmente nosotros) somos muy dados a clasificar una serie solo por su piloto o con suerte con sus primeros dos episodios, y si no nos contentan la damos por mala y la incluimos en el contenedor de la basura seriéfila. No es un error, no obstante, porque generalmente una serie declara sus intenciones con tan solo un pequeño pedazo de su trama inicial aunque siempre puede acabar sorprendiendo gratamente tras unos episodios de desarrollo (preguntadle a los fans de The Vampire Diaries), pero como cualquier humano podemos equivocarnos.
Lo mismo pasa desde el otro lado de la mesa. A menudo, las mejores series (generalmente las de cable) son pasto para la crítica, que las devora y sonríe risueña cuando encuentra buena calidad entre el centenar de series que se estrenan anualmente. Pero siempre se puede equivocar. Una serie puede llegar a convertirse en la más horrenda de las vulgaridades si se demora más de lo suficiente en explicar su propia existencia, si se pierde en tramas absurdas que nunca concluyen, si pierden el beneplácito de la audiencia por el simple hecho de que haya una serie mejor... cosas que pueden suceder en uno, dos, tres capítulos. Pero como hemos dicho, una serie es mucho más y una temporada también: incluso en el mismo final de una tremenda temporada un error puede dar al traste con semanas de trabajo y millones de dólares de presupuesto.
Algo así podría pasarle a The Killing. La que es según muchos la serie del año, emitida por la exitosa AMC (cadena de títulos como Mad Men, Breaking Bad o The Walking Dead, para que os hagáis una idea), parece haber tocado la fibra sensible de la audiencia al no acabar como se hubiera pensado. Como remake de la también exitosa, la danesa Forbrydelsen, The Killing debería haber cerrado igual que la serie original su primera temporada concluyendo el que fuera el argumento en el que se basa, dando explicaciones a los espectadores y dejando descansar en paz a la fallecida Rosie Larsen, sobre cuyo asesinato giran todas las tramas de esta producción desarrollada por Veena Sud (Cold Case) y producida por Fox y Fuse Entertaiment (The Good Guys, Burn Notice).
En cambio, la primera temporada no concluye, no termina. Después de trece episodios, no sabemos quién mató ni por qué a Rosie Larsen, sino que nos quedamos con la boca abierta con uno de los cliffhangers (término seriéfilo que significa "al borde del acantilado o del precipicio" referente a las escenas que quedan en suspense hasta el próximo capítulo) más inesperados de los últimos tiempos; tan imprevisible y descolocador que más de un medio o crítico se ha cuestionado qué será de The Killing la próxima temporada (TV.com habla de la decepción del año, sin ir más lejos), anunciada recientemente. De ahí que la serie esté jugando al borde del precipicio, pues con la audiencia no se juega. Obviamente, como espectador quiero saber qué ocurrirá, qué nos deparará la segunda temporada, pero no puedo evitar sentirme traicionado por un producto al que todos nosotros, los espectadores, damos razón para su existencia y que merecíamos un punto y seguido, al menos, en la historia que encierra la serie.
No voy a negar lo obvio: The Killing es fantástica. Sin haber visto la versión original danesa, de la cual Veena Sud asegura que únicamente han tomado el concepto (aunque es una verdad a medias), no se puede más que admirar lo cuidada que es la producción estadounidense. Personajes oscuros, una atmósfera agobiante y terrorífica centrada en el lluvioso Seattle, miles de detalles casi invisibles, una concatenación de tramas mareantes y precisas y una historia que se aleja tanto del thriller de manual que merece una clara ovación. Muchos la posicionan como una gran competidora frente a Boardwalk Empire entre los grandes estrenos del año, destacando no solo como mejor ficción en su conjunto sino también en el ámbito interpretativo, con papeles como los de Mireille Enos (Big Love) o Michelle Forbes (True Blood), como la detective Sarah Linden y la magdalena Mitch Larsen, respectivamente. Aunque hay que reseñar su excesiva lentitud y una trama política prácticamente irrelevante (y aburrida), en términos generales, The Killing es una joya.
Como en Twin Peaks (otra serie que tenemos en la lista de pendientes), serie de culto con la que se ha relacionado muy a menudo, The Killing nos muestra la investigación del asesinato de una joven, Rosie Larsen, desde tres puntos de vista: el de la investigación encabezado por los detectives Sarah Linden y Stephen Holder (Joel Kinnaman, Snabba Cash); el de su familia formado por los padres Mitch y Stan Larsen (Brent Sexton, Life), sus dos hijos pequeños y la hermana de Mitch, Terry (Jamie Anne Allman, The Shield); y el del político aspirante a alcalde de Seattle Darren Richmon (Bill Campbell, The 4400) y sus ayudantes de la campaña Jamie Wright (Eric Ladin, Mad Men) y Gwen Eaton (Kristin Lehman, Killer Instinct). También como la serie de Lynch, The Killing mantiene la tónica de un capítulo por cada día de investigación, provocando una sensación de temporalidad en el espectador muy útil a la hora de adentrarse en el ambiente de suspense. Tampoco en la serie de Veena Sud se puede dar nada por hecho: como espectadores, seguimos paso a paso los aciertos y errores de la investigación de Linden y Holder, vemos cómo cambian los sospechosos, cómo aparecen las pruebas y cómo, especialmente, cambian los personajes en torno a estos sucesos.
Tal vez por esa razón no deberíamos haber dado por hecho que The Killing iba a terminar limpiamente su primera temporada. No hay razón para ello. No tiene por qué, como en Forbrydelsen comenzar una nueva investigación de otro asesinato en la segunda temporada (al fin y al cabo, la original danesa tenía una primera temporada de 20 episodios en comparación con los 13 de la estadounidense). ¿Por qué, si la crítica y la audiencia (segundo mejor estreno de la cadena desde The Walking Dead) se han rendido ante la investigación de la misteriosa Rosie Larsen? ¿Es negocio o es narrativa y creatividad? Dura cuestión, sin duda alguna. No obstante, el cabreo generalizado de la audiencia es lógico y razonable: necesitamos conocer una respuesta, desvelar el misterio y ponerle cara al asesino de Rosie. La audiencia sí necesita dar ciertas cosas por hecho.
Cómo responderá la audiencia a lo que nos planteen dentro de un año en la segunda temporada, cuando todo se haya olvidado y la necesidad urgente de saber la verdad no sea tan apremiante, es una incógnita. De momento, Veena Sud ha confirmado que conoceremos la respuesta a lo largo de la segunda temporada y que un nuevo caso aparecerá durante la nueva tanda de capítulos. Pero claro, hasta la primavera que viene los juegos en el acantilado pueden dejar de ser interesantes. O no.
Nota: Interesante entrevista de TV Line a Veena Sud.
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Lo que mas me enojo fue que arruinaron al único personaje que valia la pena.
ResponderEliminarA mi parecer creo que dejan muy abierto el final de esta primera temporada, para las que posiblemente vendrán más tarde. Como en todas las productoras buscan tener audiencia y por eso quieren mantener la trama hasta el final. Esto se está poniendo al rojo vivo. Quén es el asesino? el compañero de Linden tiene muchas respuestas, estoy seguro, y también atentos al ayudante de Darre, este personaje es muy ambicioso y no me extrañaría que cogiera protagonismo.
ResponderEliminarPara mi exelente capìtulo, mejor temporada. Ahora a esperar a la segunda.
Por cierto, gran papel Sarah Linden!!
La parte de la familia y el duo Linden-Holder me ha gustado más que la parte política, no me ha gustado que no finalizaran la investigación esta temporada, pero sí toda la parte visual y de ambientación de la serie que me parece maravillosa y al servicio del relato.
ResponderEliminarAnónimo (1): No creo que le hayan arruinado, creo que nada es tan extremo y seguramente haya una razón para que ese personaje haya actuado así. Saludos, gracias por pasarte!
ResponderEliminarAnónimo (2): Obviamente, detrás deben haber motivos económicos pero a mí me ha sentado como un tiro. No obstante, me sigue pareciendo una maravilla de serie. Saludos, gracias por pasarte!
satrian: La trama política me ha parecido aburridísima, sin duda lo mejor ha sido la historia de los detectives. Gráficamente la serie es una pasada, el clima que recrea es perfecto. Saludos, gracias por pasarte!