Pese haber sido un capítulo con grandes momentos con los que me he reído mucho, he de decir que en conjunto me ha sorprendido pero no para bien. A lo mejor no estoy siendo objetiva y al ver la buena pinta que todo estaba tomando he exigido demasiado, a lo mejor sí que tengo razón, no lo sé. La cuestión es que me esperaba más.
Tras habernos dejado con la intriga la semana pasada sobre qué es lo que abría la llave de Vivian, descubrimos que era una especie de caja fuerte secreta en la pared o similar, donde sólo había una tarjeta transparente con una serie de números. Tras un rato pensando en el despacho de su padre, el abogado del mismo, Riley (Chuck Ray Wise), aparece para leerle una carta de Volkoff en la que le dice que esa tarjeta es la clave para reconstruir su imperio. Vivian, asustada, consigue huir de él hiriéndole.
Al enseñarle la tarjeta a Chuck éste tiene un flash. La susodicha tarjeta da acceso a una cuenta en el Primer Banco de Macau. Con la ayuda de los agentes de la CIA, Vivian accede a dicha cuenta acudiendo al banco y saca todo lo que había, que resultan ser fotos y recortes de su vida que Volkoff tenía guardados. Mientras estaba dentro, Chuck consigue ver una sala con servidores robados con información de valor inestimable.
Con la promesa de que concertará un encuentro con su padre, Chuck consigue que Vivian vuelva al banco para hackearlo desde dentro, mientras él y Sarah fingen que lo están robando. Nada más acabar su trabajo, Vivian es sorprendida por Riley, que intenta convencerla de que en la CIA la están utilizando y que si de verdad quiere conocer a su padre, él es el único que puede enseñárselo.
Beckman después comunica a Chuck que el encuentro entre Vivian y Volkoff no podrá llegar a realizarse, y al enterarse, Vivian empieza a pensar que Riley tenía razón, y se reúne con él. Posiblemente Industrias Volkoff pueda renacer.
Por otro lado tenemos la historia de Sarah y su miedo a la boda. Tras varios intentos de Ellie por organizar la boda, consigue encontrar lo que necesitaba para arrancar su vena sentimental con todo el asunto: encontrar el vestido perfecto.
Para terminar tenemos a Morgan que, buscando piso desesperadamente, acaba chantajeando a Casey para ir con él al enterarse por casualidad (y con un poco de cotilleo) de lo que están haciendo en la base donde Casey ahora está al mando.
A destacar, sin duda, Riley leyendo la carta con la voz de Volkoff, Sarah probándose los vestidos de novia y el robo en general. Veamos qué nos depara el siguiente capítulo.
COMENTARIOS