En el tercer episodio de esta temporada de Fear The Walking Dead, nos devuelven al origen de todo. Hace 12 años, cuando las ciudades fueron bombardeadas, en un rincón de Georgia (estamos más cerca del origen de lo que pensáis) nacía P.A.D.R.E. El proyecto pretendía ser una especie de Alexandria a gran escala con incluso planes de expansión, gracias a un montón de contenedores llenos de suministros suficientes para arrancar nuevas civilizaciones.
El PADRE original estaba liderado por Krennick, padre real de Shrike y de su hermano Ben. Los dos hermanos son, como casi todos los adolescentes de la franquicia, muy poco espabilados. Podemos entender que no sean capaces de enfrentarse a los caminantes porque nadie nace aprendido, pero ponerse en peligro de muerte porque el padre se ha olvidado los prismáticos es una prueba más de lo débil que es el material con el que estamos trabajando esta temporada.
Tan pobre como que ese es el motivo de la corrupción de PADRE. Krennick muere para salvar a sus hijos y estos fingen que sigue vivo y son los que dirigen la comunidad. Cuesta creer que dos chiquillos que causaron la muerte de su padre por unos prismáticos hayan podido tener engañados al resto del grupo durante 12 años. De hecho, pierden toda la credibilidad de un plumazo y nos dejan deseando pasar página.
El plan maestro de los dos hermanos pasa por separar a padres e hijos hasta que encuentren una cura para el virus zombie, así los niños no deben pasar el mal trago de perder a un ser querido.
¿Cómo conseguir impresionarnos una semana y desilusionarnos a la siguiente? Preguntad a Fear The Walking Dead.
No solo tenemos viaje al pasado lejano, también tenemos que hacer ejercitar la memoria reciente si queremos saber por qué el episodio se titula Odessa. Nos tenemos que remontar al último episodio de la temporada pasada, cuando Madison y Morgan se encuentran con Ava, una madre desesperada por encontrar a su hija Odessa. La hija llevaba un año en PADRE por culpa de Clark, y ahora descubrimos que es Dove, la mejor amiga de Mo. Y bueno, Ava ya vimos como terminó. Muerta.
Las dos muchachas deciden colarse en el vagón del tren en el que June está tratando a Finch (que parece estar respondiendo bien a la radiación). Esta temporada es más corta y no hay tiempo que perder. Así que en cuestión de minutos tenemos a Madison, June y las dos niñas encañonando con sus armas a Shrike y descubriendo los orígenes de PADRE.
Por el camino, se encuentran con el grupo de padres víctimas de PADRE. Todos han terminado por juntarse para tratar de encontrar a sus hijos, y lo hacen bajo el mando de un comandante misterioso: Daniel Salazar. Que se reúne con June y con Madison después de años sin verse. Con el regreso de Daniel descubrimos que el pobre cree que Luciana y Charlie están muertas. Podemos pensar que al menos Charlie tiene muchas papeletas, aunque ya sabemos que en The Walking Dead hasta que no se vean los cuerpos, nadie está realmente muerto.
Tras descubrir la verdad sobre PADRE, lo siguiente es derrotarles. Y lo más complicado, convencer a decenas de niños de que sus padres no les abandonaron. Convencerles de que tienen una familia desesperada por encontrarlos. Y que PADRE es una farsa creada por dos chicos estúpidos. Madison deja vacante el puesto de líder de esa misión, porque aunque es ahora nuestra única conexión con la Fear The Walking Dead que conocimos en 2015, sabe que ahora está en la serie de Morgan.
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