Si no quieres Mark Ruffalo, toma dos tazas. No, en serio, si no os gusta este actor (id al médico, seguro que tiene cura), no os acerquéis a esta serie en la que interpreta a dos gemelos idénticos, Thomas y Dominick Birdsey, y en la que es prácticamente omnipresente.
Estrenada en España bajo el título de La innegable verdad, la miniserie de seis episodios narra la vida de dos gemelos con problemas psiquiátricos: Dominick sufre estrés postraumático y Thomas, esquizofrenia paranoide. Por si no queda claro con este breve pitch, la adaptación de la novela en la que se basa corre a cargo de Derek Cianfrance, director de Blue Valentine. Si habéis visto la película sabéis que os espera drama del bueno.
Y cuando hablo de drama no me refiero a historias sensibleras que buscan arrancar la lágrima fácil. No, de algo tan duro como las enfermedades mentales. De la lucha para ayudar a la persona presa de sus propios fantasmas cuando tú mismo no eres capaz de cuidar correctamente de ti mismo. De los que sufren los daños colaterales. De los traumas del pasado, del dolor provocado por los padres, esos que se suponen deben protegerte.
Por supuesto que Mark Ruffalo no está solo en esto. Le acompañan Kathryn Hahn (Transparent), Rosie O’Donnell (SMILF), Melissa Leo (Wayward Pines), Archie Panjabi (The Good Wife) o Imogen Poots (Roadies). Un casting excepcional que brilla en una historia oscura, y no me refiero a iluminación, que también. No sé si lo que necesitamos ahora mismo es ver algo tan dramático y desgarrador, si no sería mejor haber retrasado su estreno al otoño cuando, esperemos, las cosas estén un poco mejor.
Creo que la crisis que vivimos puede jugar en contra de esta serie que necesita que el espectador esté al 100 %, que escuche, que sienta, que esté dispuesto a dejarse arrastrar por la historia y sus personajes. Y no creo que ahora mismo sea el momento.
No hay mucho más que reprocharle a una serie cuidada, con un Mark Ruffalo impresionante -por partida doble- que te hace sentir la angustia de su personaje desde el primer momento. La serie arranca con una crisis de Thomas (no desvelaré lo que pasa) que provoca que sea internado en contra de la voluntad de Dominick, que quiere ocuparse de él. La narración alterna el presente con flashbacks del pasado en el que se nos muestran momentos clave de la infancia de los protagonistas. Una infancia marcada por la ausencia del padre biológico pero, sobre todo, por la presencia de un padrastro violento y poco comprensivo con las necesidades de Thomas.
Si el ánimo os lo permite, no dejéis de ver esta serie que llega este lunes 11 a HBO. Si no, siempre podéis reservarla para un momento mejor, merece la pena.
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