Mucho se ha hablado en los últimos meses del lanzamiento de la nueva plataforma VOD con contenido original de Apple. Ahora que al fin se ha estrenado, la gran pregunta es si verdaderamente merece la pena pagar cinco euros al mes por acceder… y siento decir que por ahora yo no estoy muy convencida. Para ellos es un orgullo presentarse como la única plataforma que solo ofrece contenido original, lo que hace que sea muy poco rentable pagar una suscripción para tan poca oferta.
De las cuatro series disponibles (a mayores hay tres series infantiles) he visto dos: Dickinson y The Morning Show. Esta última es sin duda el buque insignia de la casa y la que más promoción ha tenido estas últimas semanas. Las malas críticas me han hecho huir de See, cuya baza principal es Jason Momoa pero que parece que no tiene mayor interés. La cuarta es For All Mankind, una serie de astronautas con tintes de Mad Men a la que sin duda daré una oportunidad. Pero centrémonos en las dos que he visto.
The Morning Show cuenta con muchas caras conocidas (Jennifer Aniston, Reese Witherspoon, Steve Carell o Mark Duplass, entre otros) y un presupuesto millonario, supongo que para pagar a todas sus estrellas ya que, por lo demás, los quince millones de dólares que cuesta cada episodio no están justificados. Por ahora están disponibles los tres primeros capítulos (el resto irá apareciendo a razón de uno por semana para intentar atar a los suscriptores) y sin duda la decisión no ha sido tomada al azar, ya que la serie empieza a encontrarse a sí misma en el tercer episodio.
The Morning Show es el programa matinal preferido de los estadounidenses, pero todo se tambalea cuando su presentador (Steve Carell) es acusado por varias mujeres de conducta sexual inapropiada y es automáticamente despedido del programa. Alex (Jennifer Aniston), copresentadora de la emisión, es la encargada de anunciar la noticia a los espectadores y de intentar reflotar la reputación del programa y de la cadena.
Viendo el resultado final podría decirse que esta serie, que quiere ser de Aaron Sorkin pero se queda en eso, un intento, era una buena idea sobre el papel pero se queda corta en la ejecución. Y eso tiene un solo responsable: Apple. Al contrario que Netflix, que da libertad total a sus creadores (para lo bueno y para lo malo), Apple pidió corrección en todas sus series. Nada de religión, política o actitudes que puedan ofender a alguien. Y claro, eso nos deja una serie a medio cocer, con tramas sobreexplicadas en la que no se deja nada a la imaginación del espectador y que podría dar muchísimo más de sí con un tema tan actual como el del #MeToo, pero que es incapaz de explotar todo su potencial por culpa de ese aura de buenismo que lo impregna todo.
Otro problema de la serie es que huele a principios de los 2000, a cadena generalista en la que decir fuck es la mayor transgresión permitida y que busca gustar a todo el mundo, cosa que es imposible. Es una pena que no hayan sabido (o podido, o querido) exprimir más a sus personajes, que se hayan quedado en los clichés a pesar de contar con un elenco impresionante que, todo hay que decirlo, pone todo de su parte para salvar el barco. Pero no es suficiente. La serie estrella de la cadena es por ahora decepcionante, esperemos que mejore en los episodios restantes.
En la otra cara de la moneda está Dickinson -primera serie como creadora de Alena Smith, guionista de The Affair o The Newsroom- un coming-of-age del que es imposible no enamorarse. Una serie feminista, irónica, llena de humor pero con toques dramáticos y unos protagonistas que, a pesar de vivir en el siglo XIX, tienen comportamientos que podrían recordarnos (solo en algunos momentos) a adolescentes actuales. Un retrato de la sociedad norteamericana de la época y del lugar que ocupaba la mujer en ella vista a través de los ojos de la poetisa Emily Dickinson y su familia.
Me parece un gran acierto haber fichado a la cantante y actriz Hailee Steinfeld (Pitch Perfect 2) para el papel de Emily. No solo su interpretación es impecable, sino que su fama va sin duda a atraer a muchos jóvenes, que son al fin y al cabo el público potencial de la serie. Jane Krakowski está maravillosa (una vez más) en el papel de Mrs Dickinson, madre de Emily, que vive con desesperación la actitud de su hija mayor ante la vida.
Visualmente impecable, episodios cortos, tramas entretenidas y un uso espectacular de la música -consiguiendo que música actual funcione como un reloj suizo en una serie ambientada en el siglo XIX- hacen de Dickinson una serie muy disfrutable y muy recomendable que se ve de sobra en los siete días de prueba gratuitos que ofrece Apple TV+.
¿Conseguirá Apple hacerse su hueco entre los grandes con tan poco contenido y huyendo de los riesgos creativos? Solo el tiempo lo dirá, pero personalmente tengo mis dudas.
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