Producida por HBO, adaptación de una novela de Tom Perrotta (The Leftovers) y protagonizada por Kathryn Hahn (Transparent, I Love Dick) son razones más que suficientes, tanto de manera individual como colectiva, para acercarse a Mrs. Fletcher, miniserie que se estrenará en HBO el próximo 27 de octubre, sin ni siquiera conocer la trama. La buena noticia es que cuenta una historia interesante con una paleta de personajes maravillosos liderados por una Kathryn Hahn pletórica.
El punto de partida de la serie es la marcha de Brendan (Jackson White, The Middle) a la universidad. Mientras él se prepara para el inicio de su vida de adulto, para volar del nido, Eve, su madre (interpretada por Hahn), se enfrenta a una nueva etapa: la de ver ese nido vaciarse, la de reinventarse después de tantos años dedicada a su hijo y teniendo al fin todo el tiempo del mundo para ocuparse de sí misma.
A lo largo de los siete episodios que dura la serie vemos las dos historias avanzar en paralelo, aunque en direcciones bastante diferentes. Como la evolución de los personajes es la clave de la serie, intentaré no desvelar los puntos fuertes para que descubráis junto a ellos sus nuevas vidas.
Desde el primer momento se nos presenta a Brendan como un adolescente engreído que trata a todo el mundo como si fueran inferiores, humilla tanto a las mujeres con las que sale como a sus compañeros de clase, vaya, que cuesta entender por qué a su madre le da pena que se vaya. La universidad va a ponerle un poco –bastante- en su sitio cuando descubra que no es el centro del mundo y que las lecciones vitales suelen ser más duras de aprender que las académicas.
En cuanto a Eve, es maravilloso verla pasar del agobio de quien gestiona la vida de su hijo casi adulto como si aún fuera un bebé al vacío existencial tras dejarle en la universidad para acabar descubriéndose a sí misma y aprendiendo cosas nuevas sobre quién es y cómo quiere vivir su vida.
El nexo común en las dos historias es el sexo. Sí, el sexo. Porque ambos lo descubren (o redescubren) y es a través de la relación que establecen con sus propios cuerpos y los de sus parejas (además del porno), así como las nuevas relaciones afectivas que van creando, que llegan a punto de inflexión en sus vidas. Muy diferentes, eso sí, aunque al final acaben cerrando el círculo.
La serie no inventa nada ni pretende sentar cátedra sobre ningún tema, precisamente en su sencillez reside su atractivo. La variedad de personajes que se muestran es un plus, mostrando las distintas dimensiones de una misma historia, personas dispares que se cruzan por azares del destino y las distintas formas que tiene el ser humano de enfrentarse a la vida. No hay héroes ni villanos, sino personas normales y corrientes que gestionan sus vidas como buenamente pueden intentando aprender de sus errores, aunque a veces sea de la peor manera. Se tratan temas de actualidad de forma natural, ningún personaje o trama está metido con calzador y eso se agradece y los episodios, de apenas media hora, pasan volando uno tras otro sin que apenas te des cuenta.
Si algo se le puede reprochar a Mrs Fletcher es que nos deja con ganas de más. No es fruto del azar que HBO haya puesto a disposición de la crítica todos los episodios, ya que es importante tener una visión global de la serie, pero no negaré que el final me ha dejado con ganas de seguir explorando las tramas que, creo, pueden dar más de sí. ¿Cambiará de idea HBO, como ya hiciera en el pasado con otras series, y la renovará por una segunda temporada? Crucemos los dedos para que así sea.
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