Jessica Jones is back. Hemos tenido que esperar más de 2 años y sufrir el horror que fue The Defenders, pero finalmente Jessica y su chupa negra han vuelto a nuestras pantallas y estamos más que preparados para verla de nuevo en acción. Tras enfrentarse a Kilgrave y vivir para contarlo, y con Luke Cage demasiado ocupado con su propia serie para hacer de mero love interest en esta, la investigadora privada más fuerte y menos diplomática de Nueva York intenta rehacer su carrera (y su vida) aceptando un nuevo caso que la llevará a descubrir detalles de su pasado que hubiera preferido seguir ignorando.
Tras maratonear todos los episodios de la segunda temporada en tiempo récord hay algo que tenemos claro: sí, Jessica Jones is back, pero no todo son buenas noticias. A pesar que desde el mismo momento en que se estrenó la primera temporada los fans han estado reclamando a Netflix una segunda, y tras poco menos de una semana desde el estreno de esta, ya empieza a notarse en las redes que el recibimiento no ha sido el esperado. Críticos y fans tienen opiniones parecidas: coja en cuanto a ritmo, falta la originalidad de la primera y, sí, todos echamos de menos al Hombre Púrpura.
Es cierto que la primera temporada de Jessica Jones fue rompedora. Se convirtió en un hito y ejemplo para las mujeres de la industria del entretenimiento y nos regaló, con el Kilgrave de David Tennant, uno de los mejores villanos que ha tenido el Universo Cinematográfico de Marvel hasta hoy (incluyendo también películas). Tal hazaña es siempre difícil de replicar y no les falta razón a aquellos que opinan que a esta segunda temporada le falta ese toque especial que hizo que la primera destacara. Aún así, la segunda temporada de Jessica Jones sigue siendo televisión original y de calidad y tiene un nivel muy superior al de sus primos torpes, Iron Fist y The Defenders; aunque no llegue al de Daredevil, que sigue siendo la propiedad "marvelita" más valiosa de Netflix.
Otro problema innegable que Jessica Jones comparte con el resto de series Marvel de Netflix, es que salta a la vista que les sale barata. Es verdad que parte del éxito y encanto de estas propiedades es su bajo presupuesto, que además es uno de los mayores alicientes para Netflix, pero si ahorrar en escenarios y efectos especiales acaba conllevando que toda la producción quede deslucida entonces deja de ser rentable.
Dejando a un lado los aspectos negativos, es importante resaltar que algunas de las novedades más interesantes que presenta esta nueva entrega de la serie son un par de giros argumentales muy bien logrados y genuinamente sorprendentes que, como mínimo, demuestran la capacidad de los guionistas de tomar riesgos con acierto.
Si bien algunas de estas sorpresas involucran personajes nuevos, lo cierto es que la mayoría acompañan un cambio importante en el desarrollo de los personajes de Trish Walker (Rachael Taylor) y Jeri Hogarth (Carrie-Anne Moss), que tienen en esta ocasión más protagonismo. Desafortunadamente, resulta evidente tras los primeros episodios que la personalidad que han ganado Trish y Jeri ha sido en detrimento de la de la propia Jessica, que se pasa toda la temporada atrapada en la clásica trama "origin story", tan popular en el género superhéroe.
En resumen, la segunda temporada de Jessica Jones queda lejos de ese estelar breakout hit que fue la primera, y sus creadores tienen mucho en lo que reflexionar tras el recibimiento mediocre que ha tenido. No obstante, los guionistas han tomado riesgos interesantes que deben apreciarse. Además, aún cuenta con Krysten Ritter, que sin duda interpreta el papel para el que ha nacido. Y vosotros, ¿habéis acabado ya esta nueva entrega de la serie? ¿Qué os ha parecido? ¿Qué sugerencias tenéis para la tercera temporada? Siempre nos quedará consolarnos con que, mientras no se acabe convirtiendo en el fracaso que fue Iron Fist, aún hay esperanza.
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