La Navidad ha llegado a Riverdale y con ello la nieve, los gorritos de Santa Claus y el color rojo. El espumillón cuelga del árbol enredándose en sus ramas como las tramas en este nuevo episodio. El mamarrachismo brilla con más fuerza que nunca y el surrealismo adorna cada rincón de Riverdale.
Mientras que el grupo está reunido intercambiando regalos en el instituto, Veronica se da cuenta que la complicidad entre Archie y Betty va en aumento, lo que provoca que se empiece a replantear su relación con el pelirrojo. Y es que el drama de Veronica no termina aquí: buscando los regalos de Navidad, que ahora tiene 12 años, descubre que sus padres han comprado Pop’s. No sabe el porqué de la compra, pero no dudará en utilizarlo para chantajearlos y así pagar la factura médica del padre de Archie. Ser Veronica debe ser fascinante y agotador.
Por otro lado, Jughead cada vez está más involucrado en Las Serpientes y por ello no va a tolerar que Penny maneje a su padre a su antojo. Las Serpientes pueden ser matones y cómplices de asesinato, pero jamás serán traficantes de drogas. Menuda deshonra. Jughead reúne a Las Serpientes Junior y juntos van a por Penny. La secuestran y la llevan a Greendale, donde, tras amenazarla con que no vuelva a Riverdale, un enfurecido Jughead le quita le tatuaje a navajazo limpio. Jughead de repente te escribe un artículo en el periódico como que acuchilla a alguien.
Por último, Betty y Archie investigan la desaparición del Señor Svenson. Piensan que Black Hood ha descubierto su verdadera identidad y se va a vengar de él. Tras acudir a casa del conserje y no localizarle, deciden ir al convento donde pasó su infancia. Allí descubren que el Señor Svenson pudo haberse equivocado al identificar al asesino de su familia. De vuelta a Riverdale, descubren que la abuela de Cheryl y el abuelo de Betty estuvieron involucrados y que el hombre fue enterrado vivo en el parque. Betty y Archie se besan en el coche de ella bajo la atenta mirada de Cheryl, cosa que todos sabemos que usará para su propio beneficio y no puedo esperar a que lo haga.
Betty y Archie corren hacia el parque pensando que el Señor Svenson estará allí enterrado, pero cuando llegan y cavan, descubren un ataúd vacío. Allí aparece Black Hood y obliga a Archie a meterse en el ataúd y a Betty a enterrarle. Betty, con un movimiento muy audaz, le da un palazo y rescata a Archie. Black Hood ha huido, pero los dos jóvenes van tras él y el Sheriff Keller aparece de la nada. Le dispara, matándole en el acto. Y en un giro súper esperado de guion, descubren que Black Hood es el Señor Svenson. Tanto drama para nada.
Al final del episodio, Veronica se pone el collar que le ha regalado Archie por Navidad, abandonando sus clásicas perlas. Cabe destacar que el collar es el típico con forma de corazón con fotos dentro: una horterada de manual. Se besan bajo el muérdago y Veronica pronuncia las palabras prohibidas: I love you, Archikins. Pero todo el drama no ha terminado aquí: alguien les espía. ¿Será el verdadero Black Hood? ¿Será un acosador?
Riverdale nos ha dado una mitad de temporada de lo más satisfactoria. Hemos tenido drama, risas, mamarrachadas y abdominales. Riverdale se está consolidando como una de las mejores series adolescentes que existen ahora mismo, ya que nos da lo que queremos: petardeo. Ahora solo falta esperar a ver cómo comienza la segunda mitad de la temporada y si será capaz de superar lo que hasta ahora hemos visto.
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