El estreno en 2015 de dos series documentales sobre crímenes, las sobresalientes The Jinx y Making a Murderer, que fueron éxito de crítica y público, dio lugar a un nuevo género que hace las delicias de los fans de los crímenes más mediáticos recreándose en los detalles más morbosos. En este género entran también las series sobre crímenes reales, en el que se incluye la recientemente estrenada Law & Order True Crime: The Menendez Murders.
Como las comparaciones son odiosas, sólo voy a decir que no esperéis encontrar una serie a la altura de American Crime Story: The People vs O.J. Simpson, porque está muy lejos de su calidad tanto en los guiones como en las interpretaciones. Y es que cuando se trata un tema tan mediático —aunque creo que en España el asesinato del matrimonio Menendez no es tan conocido— en el que sabemos desde el principio el desenlace de la historia y el nombre del asesino, la baza principal de la serie es la narración de los hechos y la calidad de los actores.
Para los fans del procedimental policiaco Law & Order en sus múltiples versiones, spin-offs y adaptaciones, puede que nada resulte chocante ni fuera de lo habitual en la serie. Para los que no hemos seguido ni una de las series más longevas de la televisión, el tufillo a culebrón low cost que inunda cada escena puede ser bastante desconcertante e incluso distraernos de lo importante. Si bien es cierto que la serie cuenta con caras muy conocidas, entre las que destacan Edie Falco (Los Soprano, Nurse Jackie) en la piel de la abogada o Josh Charles (The Good Wife) en la del terapeuta de los hermanos Menendez, y que sus interpretaciones son el pilar de la serie, la sobreactuación de la mayoría del reparto hace que todo se tambalee.
Si a eso le añadimos una estética noventera poco cuidada y unos flashbacks de una calidad cuanto menos dudosa, nos queda una entretenida serie de sobremesa con la que pasar la tarde del domingo, con un cierto nivel de intriga si no conocemos la historia, pero nada más. La parte positiva es que, al tratarse de una antología de ocho episodios, podemos verla entera sin sentir que hemos perdido demasiado tiempo de nuestra vida.
Dado que sabemos desde el principio quién mató al matrimonio Menendez, la serie se centra sobre todo en el trabajo de Edie Falco como abogada de Erik (uno de los acusados) y firme defensora de los hermanos (a pesar de declarar desde el principio que los considera culpables), además de en las sesiones con el terapeuta en las que se revelan los abusos que sufrieron en la infancia y que muestran a un padre intratable casi merecedor de su destino. A pesar de la dureza del relato, la sobreactuación de los hermanos unida a la pobre calidad de los flashbacks dificultan que el espectador pueda empatizar con los protagonistas.
Law & Order True Crime: The Menendez Murders es una serie que se deja ver, un culebrón de nuevos ricos que en ocasiones roza lo kitsch pero al que no se le puede negar que es entretenido. Dick Wolf, creador de la saga, claramente ha querido aprovechar el éxito de los true crime para crear una nueva versión de la extinta Law & Order original, pero que, desgraciadamente, no pasará a la posteridad ni quedará grabada en la memoria de los espectadores.
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