En el episodio 4x09 de The 100 hemos visto que de las cenizas sólo se alzará aquel clan que consiga vencer a todos sus opositores. Al final, todo se reduce a una versión de The Hunger Games más voluntariosos. Polis será la arena en la que un miembro de cada clan debe luchar a muerte por el búnker, que es la única manera de asegurar el futuro de la humanidad antes de la Praimfaya. ¿Y como hemos llegado a este punto tan diplomático? Pues gracias Abby. Ha de ser duro vivir a la sombra de tu hija. Pero francamente, ¿Clarke como Commander?: un sueño para mí, que Abby destroza en menos de un minuto. Ilusiones a parte, la realidad es que la propuesta de Wanheda era la menos sangrienta: nublados por su fe, todos los clanes habrían escuchado y acatado la decisión de su líder.
Abby vuelve a dejarnos sin esperanzas por sus actos. Primero destruye la máquina para testar la radiación en Clarke, y ahora priva a su hija del poder porque nuevamente duda sobre la seguridad de su prole. Nos ha dejado claro que arriesgará la vida de cualquiera y que hará lo que sea necesario para salvar a la humanidad, salvo arriesgar el futuro de Clarke. No se lo pensó tanto cuando mandaron a su hija a la Tierra sin saber si era seguro. No digo nada. Sin embargo, su actuación deja a los grounders sin opciones: al no poder confiar en la sangre, solo queda la guerra. Pero los Skaikru no cuentan con un guerrero equiparable en batalla al representante del resto de los clanes. Roan aparece con esta ingeniosa idea que impide la muerte de masas, y que nos da a entender que los estudiosos de este futuro distópico estudian a Suzanne Collins y a Kinji Fukasaku. Toda esperanza parece perdida para Clarke y los suyos que no encontrarán entre sus filas a un guerrero que les garantice una pelea en igualdad de condiciones. El sol no brilla hasta que vemos aparecer a Skiripa por las puertas de Polis. Parece ser que a Octavia lo de ser granjera no le ha gustado mucho. Ilian nos cae bien, pero no es Lincoln.
Mientras tanto, en Arcadia somos testigos de que ni una muerte asegurada puede librar a la humanidad de su estupidez. Con la noticia del descubrimiento del búnker, los Skaikru comienzan a prepararse para partir hacia Polis con la idea de sobrevivir. Sin embargo, un grupo de jóvenes liderados por Jaster (atención al sin sentido de esta frase) deciden quedarse en los restos de su antigua nave y pasar sus últimos cinco días de vida disfrutando de ella plenamente. En otras palabras: eligen la muerte fiestera y no la vida del topo. Temerosos por repetir la experiencia de Mount Weather y hartos de seguir las ordenes de Jaha, optan por ignorar a la mayoría. Será Bellamy el primero en entender que solo tratan de elegir y de vivir su vida como dueños de la misma. No como los presos que eran en el espacio. Esto no sería un problema de no ser porque Jasper y Harper arrastran a Monty a este plan suicida, que se queda para tratar de convencer a su mejor amigo y a su novia de que morir no es la solución.
Capítulo de despedida. En esta ocasión será Raven la que quede atrás. El daño que sufre su cerebro no se recuperará y una muerte lenta y dolorosa no es plato de buen gusto. Por lo que toma una decisión sabia como ella misma y decide seguir adelante con la idea de viajar al espacio, pero esta vez será con un billete de solo ida.
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