Anoche se estrenaba en Estados Unidos la esperadísima The Good Fight, la que podría considerarse la hermana pequeña de The Good Wife o un intento a la desesperada del matrimonio King para aferrarse a un producto que fue su gallina de los huevos de oro durante siete temporadas. Personalmente, durante mucho tiempo yo pensaba lo segundo. No veía necesidad de alargar una historia que de por sí había terminado más tarde de lo que debería y, sobre todo, y a pesar de mi enorme admiración por el personaje de Diane Lockhart, no concebía la serie sin Alicia Florrick. Estaba convencida de que esta serie era un error y de que el tiempo me daría la razón pero, ay, amigos, Diane sólo necesitó unos minutos para darme una hostia como la que se guardó para Alicia durante siete temporadas. Y fue igual de merecida.
En lo que no pensé es en que la nueva serie partiría de un personaje redondo, perfectamente construido, una mujer carismática, fuerte, tallada a golpe de contratiempos. Y que juntos, la serie y el personaje, podrían renacer de sus cenizas y ofrecernos una versión mejorada de ambos. Contrariamente a lo que sucediera con The Good Wife, que en sus inicios era un “simple” procedimental que necesitó de varios episodios antes de mostrarnos todo de lo que era capaz, The Good Fight se salta los entrantes y pasa directamente al plato principal. Primero, porque ya conocemos a la protagonista de la historia, y segundo, porque el matrimonio King tiene siete años de errores y aciertos a sus espaldas y sólo han necesitado aplicar la fórmula que saben que funciona.
Se han cuidado muy bien de evitar los planos y los decorados que nos recuerden en exceso a la hermana mayor de la que poco a poco hay que independizarse. Tenemos algún que otro personaje del pasado que viene para hacer su jugarreta final, y savia nueva que, aunque no vaya a sustituir a Alicia, va a intentarlo.
El inicio de la serie nos muestra a una Diane exultante, una mujer madura que, tras años de batallas dentro y fuera de los juzgados, decide dejar el bufete, Chicago y trasladarse a Francia para comenzar una nueva etapa de su vida: la ansiada jubilación. Como era de esperar, las cosas no le salen como planeaba, y un revés financiero fruto de un fraude piramidal al estilo Madoff, borra de un plumazo sus sueños y le obliga a continuar trabajando. Sus socios, con -el aún más tirano- David Lee a la cabeza, rechazan reconsiderar su dimisión y Diane se verá obligada a llamar a todas las puertas en busca de un nuevo bufete que la acoja.
Por si no tuviera suficiente con el paro y la bancarrota, Diane tendrá que hacer frente a un divorcio y luchar contra la que otrora fuera su compañera de trabajo, Lucca, que tras abandonar Lockhart&Lee, ha sido fichada por un bufete cuya plantilla se compone mayoritariamente de afroamericanos. ¿Es Lucca un personaje que queríamos rescatar? No lo creo. No sé qué evolución tendrá en la serie, pero considero que aportaba entre poco y nada en The Good Wife y no creo que vaya a ser mucho mejor ahora (quizás me lleve otro zasca por esta frase).
La que sí va a dar que hablar, y mucho, es Maia (Rose Leslie, Game of Thrones) una abogada recién licenciada que empieza su andadura profesional bajo el ala protectora de Diane, que es además su madrina. Sus padres, viejos amigos de Diane, están directamente implicados en la estafa financiera, lo que convertirá a Maia en el blanco del odio de todos los afectados. Como le sucedía a Alicia con el escándalo de su marido, Maia tendrá que vivir (y sobrevivir) por encima de los actos de sus padres, sobreponerse, desligarse e intentar salir adelante y demostrar al mundo lo que vale.
El primer episodio –de los dos estrenados anoche- ha abierto tramas interesantes, nos ha presentado nuevos personajes y despedido de antiguos (con algún que otro guiño tierno), y nos ha mostrado que la esencia de los King está ahí, con los casos ligados a la actualidad (maravillosa la cara de Diane durante la investidura de Trump), los habituales giros de guion, la lucha de egos y, sobre todo, su capacidad de superación.
Ahora sólo falta saber si la apuesta de la CBS por situar esta serie –que en esta primera temporada contará con diez episodios- en su nueva plataforma online es efectiva y el público de la cadena –que digamos que muchos de ellos fueron testigos de la muerte de Kennedy- es capaz de engancharse a una serie emitida exclusivamente en internet. A mí de momento me han convencido.
The Good Fight se emite en España a través de Movistar Series. Esta noche, a partir de las 20:35, estreno de los dos primeros episodios.
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