¿Sabes cuando te gusta mucho una cosa, no sé, por ejemplo, la mortadela, y durante meses te comes un bocadillo a diario hasta que la acabas aborreciendo y sólo con oír su nombre te dan arcadas? Pues a nosotros nos ha pasado un poco lo mismo con los niños de Stranger Things. Que sí, que son muy cuquis, abrazables, simpáticos y campechanos, pero BASTA YA. Han pasado de ser un entrañable grupo de preadolescentes que descubre las mieles de la fama a ser unos monitos de feria a precio de saldo disponibles para amenizar cualquier sarao que se organice. Cualquiera. Literalmente. Y, llegados a este punto de invasión, no podemos sino revelarnos y citar todos esos momentos que a vosotros os han parecido maravillosos y que a nosotros nos han hecho clavarnos las uñas en las córneas.
1. En los Emmys
Creíamos que sería una fiesta libre de Eleven y su séquito –al que, dicho sea de paso, se nota que odia a muerte- más que nada porque no estaban nominados. Pues tranquilos, que la Academia se sacó un número musical de la manga para que pudieran lucir su talento como cantantes y bailarines (que lo tienen, no lo negamos) y hacer de paso que se le cayera la baba al personal. Con nosotros no lo consiguieron.
2. Con las imágenes del corte de pelo
Cada vez que se publica un artículo del tipo ‘Cómo convencieron a Eleven para cortarse el pelo’, ‘Así fue el momento del rapado de Eleven’ queremos presentarnos en casa de la niña y arrancarle el pelito que poco a poco vuelve a crecer con nuestras propias manos. Que vale, que todo el drama, que rapar el pelo son cosas mayores y lo que queráis, pero es que se habla del tema con la intensidad con la que se habla de los refugiados de Siria. Bueno, con mucha más, que es lo grave. Periodistas y becarios del mundo: el pelo crece, no le deis más vueltas.
3. En la fiesta posterior a los SAG Awards
No podemos criticarlos durante la gala porque toda nuestra atención estaba centrada en las caras de Winona Rider, que parece ser que mezcló las pastillas de la mañana con las de la noche y le hicieron reacción, aunque no es el tema que nos ocupa. Premio al mejor reparto en una serie dramática en mano, salieron a hacer lo que mejor se les da: ser los protagonistas de todo. La noche era joven y la pista de baile aún no estaba pegajosa así que podían invadirla y desfogarse a gusto. Que dónde está el problema, nos diréis. Pues muy sencillo, y aquí es la envidia la que habla: bailaron con Sarah Paulson, esa diva que está a millones de años luz de ellos y mira, por ahí no.
4. Cada vez que abrimos Instagram
Resulta que además de actores, cantantes y bailarines, las criaturas también son fotogénicas y las revistas se pegan por tenerlos en sus portadas. Que si sólo fuera eso pues bueno, pero es que cada vez que acuden a una gala/presentación/sarao de cualquier índole, se convierten en el Mocito Feliz y se dedican a sacarse fotos con todos y cada uno de los invitados. Fotos que evidentemente inundan las redes, se comparten una y mil veces y se reutilizan en artículos en los que se recopilan las mejores instantáneas de los mocosos de Stranger Things. Stop al spam.
5. Cuando fingen llevarse bien
Millie Bobby Brown se cree mejor que sus compañeros, lo habéis notado, ¿no?. Es la única chica del grupo, mona, espontánea y bastante resuelta delante de las cámaras para sus doce años. A ella la hemos visto sola en numerosas entrevistas y reportajes de moda, ellos sin embargo van en piña. Nos gusta imaginarla como una tirana detrás de las cámaras, una Meryl Streep en El Diablo Viste de Prada a la que sus compañeros sirven el colacao y tratan de usted. Por eso no entendemos por qué insisten en hacernos creer que se llevan bien. Para muestra un botón: tras anunciarse que habían ganado un SAG Award Millie lo celebra con los adultos de la mesa mientras los niños se abrazan entre ellos, y cuando Noah Schnapp la abraza le faltó escupirle al pobre. Dejad de vendernos que son una familia feliz, si en el fondo lo que nos gusta es la carnaza y los malos rollos.
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