Había intentado no generarme muchas expectativas en torno a la vuelta de Bryan Cranston (Breaking Bad) a la pequeña pantalla —en forma esta vez de creador, productor y actor— para evitar la decepción y la verdad que, vista la primera mitad de la temporada, estoy más que satisfecha con lo nuevo de Amazon. Sneaky Pete, que cuenta también en los créditos con David Shore (House) como creador y Graham Yost (Justified) como productor y showrunner, es una serie notable con una trama entretenida y un toque cómico que hacen que los cincuenta minutos de cada episodio se pasen volando y te dejen con ganas de más.
Sin entrar en detalles que pudieran arruinar el visionado de quienes todavía no hayan tenido la ocasión de descubrirla, y teniendo en cuenta que yo misma aún no conozco el desenlace, os puedo contar que la serie tiene como protagonista a Marius (Giovanni Ribisi, Avatar), un estafador cuya condena llega a su fin y que al salir de la cárcel, sabedor de que las personas a las que debe dinero harán lo imposible cobrar sus deudas, decide suplantar la identidad de Pete, su compañero de celda. Así es como desembarca en la granja familiar de los Bernhardt, que a priori no ven nada extraño en el nuevo Pete ya que hace veinte años que no tenían noticias del original.
Aún sin haber visto la serie os imaginareis que el plan es de todo menos perfecto. A pesar de que Marius sólo conoce algunas anécdotas familiares contadas por su compañero de celda, no le cuesta excesivamente integrarse en la familia, compuesta por los abuelos —interpretados por los maravillosos Peter Gerety (The Wire) y Margo Martindale (The Americans)— y tres primos: un policía, una estudiante a la que le encanta meterse donde no le llaman y una madre soltera a cargo de la empresa familiar. Y ahí viene la clave: la empresa familiar. Se trata de un pequeño negocio de préstamos a ex convictos en el que para cobrar sus deudas, tanto la abuela como la prima Julia (Marin Ireland, The Slap), están acostumbradas a recurrir a todo de tipo de tetras. Así que a Marius no le cuesta mucho encontrar su lugar en la empresa, a la que además, tiene mucho que aportar.
Pero no todo iba a ser tan fácil, claro. Una serie de flashbacks nos muestran las razones por las que Marius acabó en la cárcel, y una de ellas se llama Vince (Bryan Cranston). El bueno de Vince, que tiene de todo menos escrúpulos, va tras los pasos de Marius para intentar cobrar y su deuda y, como medida de presión, tiene retenido a su hermano al que irá torturando si Marius no cumple con su deber. Por otro lado, Audrey, la abuela, no termina de creerse la historia del nieto pródigo que vuelve a casa veinte años después y decide contratar a un amigo muy poco discreto para que haga las labores de detective privado y saber qué esconde. Taylor, el primo policía, está siempre a punto de descubrir pistas que desenmascaren a Marius, pero como en un comedia de enredo, siempre pasa algo que hace que todo se quede en eso, en un casi. Eso sí, el espectador, que cuenta con toda la información, vive con los nervios a flor de piel. Y las primas, ¡ay las primas!. La pequeña se cree muy lista y tanto meter las narices va a acabar trayéndole problemas. En cuanto a Julia, el roce hace el cariño y todos sabemos que por ahora se respetan porque creen que son primos, pero todo llegará.
Al contrario que el plan de Marius, Sneaky Pete es casi perfecta, tiene alguna que otra laguna más que perdonable y en conjunto aprueba con nota, no sólo por lo entretenido de la trama, sino por lo bien ejecutada que está por los grandes actores que componen el elenco. Por mi parte tengo muchas ganas de ver la segunda mitad de la temporada, ver cómo Marius sale del embolado en el que está metido y comprobar si es verdad eso que dicen de que las mentiras tienen las patas muy cortas. Si es así, pobre Marius.
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