Hoy echamos la vista atrás para recordar una de las mejores comedias de todos los tiempos, Las chicas de oro. Al igual que Sophia siempre nos mandaba a Sicilia en 1920 o Rose a St. Olaf, nos vamos a Miami en 1985 para recordar a estas cuatro compañeras de piso que nos hacen revolcarnos por el suelo de la risa. Han pasado 32 años desde su estreno, pero muchos de sus gags siguen estando muy por encima de la mayoría de las comedias actuales (no hay nada más que ver los estrenos de este año).
La mítica serie de los 80 tiene en su haber 40 premios y 86 nominaciones, entre ellos dos Emmy y tres Globos de Oro a la Mejor Comedia. Además es, junto con Will & Grace y All in the Family, de las pocas series en tener a todos sus protagonistas principales con el preciado galardón de la Academia de la Televisión en su poder. Todo esto desafiando dos reglas de la televisión básicas: tener un reparto principal formado sólo por mujeres y que sean todas mayores de 35 años. Con todo esto se convirtió en el mayor éxito de la NBC en la temporada 1985-86.
El origen
Por si hay algún despistado, Las chicas de oro es una serie que sigue a tres mujeres de edades cercanas a los 60 y a la madre de una de ellas mientras comparten casa en Miami. En tono cómico conocemos el día a día de estas cuatro amigas que están siempre para apoyarse las unas a las otras: Rose, Blanche, Dorothy y su madre Sophia. Era una comedia que lo tenía todo en contra ya que nadie apostaría por una serie protagonizada sólo por mujeres de más de 50 año. El riesgo era tremendo, pero dio resultado convirtiéndose en una de las series más seguidas y en historia viva de la televisión simplemente soportándose en una gran amistad y en mucho cheesecake.
Durante la grabación de una promo de Miami Vice que consistía en dos señoras mayores que viven en Miami, Warren Litchfield (presidente de NBC) pensó que una serie basada en el humor geriátrico podría tener éxito. La escritura del piloto llegó a manos de Susan Harris tras rechazarlo su marido Paul Junger Witt. Ella se encontraba a punto de retirarse tras terminar la serie de ABC Soap, pero encontró un concepto interesante. El piloto incluía a Coco, un asistente doméstico gay que fue eliminado tras el mismo al ver que Sophia, que iba a ser un personaje episódico, funcionaba mucho mejor.
En Las chicas de oro poco o nada era tabú a pesar de la época en la que fue emitida; era muy avanzada a su tiempo y es lo que le ha hecho sobrevivir mejor que sus contemporáneas y quedarse en nuestra memoria. En ocasiones tocaban temas delicados de los que no se solía hablar en televisión, a los que añadían mucho humor. El sexo en la tercera edad, la menopausia, la homosexualidad, el alzheimer, el acoso sexual, la inseminación artificial... No era algo común en la televisión en abierto de la época pero Las chicas de oro se atrevió.
En sus 180 episodios sabía cómo hacernos reir, pero también en momentos puntuales cómo hacernos llorar. Sabían lidiar con asuntos espinosos aunque fueran en tono comedia, como cuando Dorothy tenía fatiga crónica y su médico no la toma en serio. O como cuando trataron el VIH como una enfermedad que no era de malas personas. Era empeño personal de Harris que la serie transcendiera más allá de las risas.
Rose Nylund
Betty White, la única superviviente de las cuatro con 95 años recién cumplidos, era la ingenua y el blanco de todas las bromas por su bondad y su dificultad para identificar la ironía. Lo mejor de Rose sin duda son sus historias sobre su pueblo St. Olaf en Minnesotta, un pueblo que daría para un spin-off propio según todas las locuras que contaba.
White y Arthur (Dorothy) se comportaban muy distantes cuando no estaban trabajando, algo que no se supo hasta la muerte de Bea en 2009 cuando Betty reveló sus diferencias debido a sus personalidades contrapuestas, ya que al parecer Arthur se irritaba continuamente por la actitud positiva de White.
En 2010 consiguió su quinto Emmy por presentar el Saturday Night Live y hasta hace poco la pudimos ver en la serie Hot in Cleveland, que intentó recuperar con éxito la fórmula de la mítica serie, aunque también hemos podido verla como invitada especial en series como The Middle, Community o Bones. Desde luego, si ha sobrevivido a 2016 puede sobrevivir a cualquier cosa.
Blanche Deveraux
Blanche (Rue McClanahan) es quizás el personaje más avanzado de la serie. Vive su sexualidad plenamente, sin miedo a que Sophia le soltase alguna burrada. Blanche es el pegamento que las une y ya en sus historias de juventud podemos ver que nada tenía que ver con el tópico sureño, aunque llevase siempre sus orígenes por bandera.
En principio Betty White iba a interpretar el papel de Blanche y Rue McClanahan el de Rose, ya que eran parecidos a papeles que habían interpretado antes en Maude (Rue) y en The Mary Tyler Moore Show (Betty), pero el director Jay Sandrich sugirió que se los intercambiasen, lo cual fue un tremendo acierto.
Dorothy Zbornak
Dorothy es sarcasmo puro, también es la que siempre tiene los pies en la tierra, poniendo la nota de cordura generalmente a las fantasías de las demás. Tiene una de las mejores relaciones cómicas con su madre en la pantalla, Sophia. Esta la desanima constantemente por su aspecto, pero ambas saben que ya no pueden vivir la una sin la otra. También cabe destacar la relación que tiene con su exmarido Stan, desde las historias que cuenta de cuando estaban casados a cada aparición de él en pantalla.
Harris creó el personaje inspirándose en la propia actriz, Bea Arthur, quien al principio lo rechazó por ser demasiado parecido al de la serie con la que estaba triunfando sólo unos años atrás, Maude. Además, al principio, con McClanahan en el papel de Rose, muy parecido también al que hacía en Maude, no estaba tan convenida de interpretar a Dorothy, pero al intercambiar papeles Betty y Rue reconsideró su decisión.
Sophia Petrillo
Interpretada por Estelle Getty, Sophia es la madre de Dorothy que en el episodio piloto llega a la casa que comparten porque la residencia en la que vivía se había quemado. Son famosas sus historias de Sicilia, o incluso las de Brooklyn. Sarcástica e inteligente, jamás se callaba lo que pensaba, por muy mal que pudiera sonar, debido a un ataque cerebral que le provoca decir todo lo que piensa.
Casualmente, la última en ser seleccionada para el papel, era más joven que Bea Arthur y que Betty White. Tenía que pasar tres horas para transformarse en Sophia, incluyendo un montón de maquillaje, peluca blanca, y gafas de pasta. Con ello ya tenemos madre siciliana. En palabras de Michael Eisner de Disney, “Estelle Getty convirtió a las tres mujeres en chicas, es lo que la convertía en una serie joven y contemporánea”.
Su legado
La serie se convirtió en una de las más vistas de la televisión. En su primera temporada promedió unos 18 millones de espectadores y fue la octava serie más vista superada por Dinastía, Dallas, Cheers, Murder She Wrote o The Cosby Show. Pronto se convirtió en un fenómeno al que los famosos no podían decir que no a un campo y por ella pasaron todo tipo de caras conocidas: Dyck van Dyke, Burt Reynolds, Julio Iglesias, Debbie Reynolds, Bob Hope, Leslie Nielsen o Sonny Bono. También algunas caras conocidas actuales tuvieron un papel episódico como George Clooney o Mario López. Incluso Quentin Tarantino hizo de imitador de Elvis en un capítulo.
Tal fue el éxito de la serie que hoy en día se sigue reponiendo en Estados Unidos. Hace poco Hulu anunció que la incorporaría a su catálogo (en España sigue huérfana señores de Netflix, HBO España, Movistar...), pero ha pasado por TV Land (casa de su heredera natural Hot in Cleveland), Logo TV (¿alguien ha mencionado que también es un mito gay?) y Hallmark Channel. Cuenta con varias adaptaciones en países como Chile, Grecia, Rusia o Filipinas, además de las dos versiones que se hicieron en España. La primera de ellas, Juntas Pero No Revueltas en 1996 con Mercedes Sampietro (Dorothy), Mónica Randall (Blanche) Kiti Manver (Rose) y Amparo Baró (Sophia) obtuvo una audiencia bastante pobre por lo que no duró más de una temporada. La segunda, Las Chicas De Oro en 2010 con Concha Velasco (Dorothy), Lola Herrera (Blanche), Carmen Maura (Rose) y Alicia Hermida (Sophia) se estrenó fuerte pero fue decayendo capítulo tras capítulo hasta que fue anunciado que no tendría segunda temporada.
Además de las adaptaciones internacionales, la serie dio origen a otras dos. Empty Nest se convirtió en un spin-off tras emitirse su backdoor pilot en el capítulo 26 de la segunda temporada, protagonizada por Rita Moreno y Paul Dooley. En ella unos vecinos de las chicas sufrían del síndrome del nido vacío, aunque despues en la serie se deshicieron de Rita Moreno y trajeron a las hijas de vuelta a casa. A su vez esta serie también dio otro spin-off, Nurses, por el que también se pasaron un capítulo Rose, Blanche y Sophia.
Por último, también cabe mencionar el spin-off que siguió a las chicas tras la marcha de Dorothy, The Golden Palace. En ella Blanche, Rose y Sophia se hacen cargo de un hotel tras vender la casa que habían compartido estos años. Esta vez en CBS, la serie no consiguió heredar la audiencia de su predecesora, por lo que fue cancelada tras sólo una temporada, a pesar de que tanto Dorothy como su exmarido Stan se pasaron por allí un capítulo.
No haber visto Las chicas de rro es como no haber visto El Padrino o Star Wars, siendo aún más impresionante con los pocos recursos que ellas necesitan. Lo que nos pueden hacer reír estas cuatro mujeres en esa crítica edad en las que no se las suele contratar es quizás la razón más importante para ponerse a verla (o verla de nuevo). Las chicas de oro es una serie para admirar y para tener en el altar seriéfilo de por vida. Hacer muchas cosas que nadie se atrevió en su momento es sólo la primera razón.
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