Tras la tempestad siempre llega la calma. Esta semana The Walking Dead nos permite relajarnos un poco mientras nos ofrece nueva información, nueva localización, nuevos personajes, nuevas tramas... ¡Y todavía hay gente que se queja de que este episodio es "de relleno"!
Hemos llegado a The Kingdom, o más bien, nos han arrastrado hacia él como le ha ocurrido a "Badass" Carol. Este nuevo territorio que exploramos es liderado por un hombre que se hace llamar King Ezekiel. Un nombre demasiado presuntuoso para alguien que dice no haber elegido ser un monarca, sino que sus ahora súbditos le han convertido en uno. Y claro, se sienta en un trono, tiene un mayordomo y una auténtica sociedad estamental que le es devota y en la que él solo interpreta el papel que le piden que interprete. Un buenazo. Estoy agradecido a Carol por decir en voz alta lo que creo que a muchos se nos pasaba por la cabeza.
Desde el momento en el que cruzamos sus murallas algo chirría. Dentro de esos muros se sitúa una sociedad leal, trabajadora y solidaria. Cultivan sus vegetales, pasean en caballo, tienen un coro y comen tarta en cada comida. Más que El Reino parece Bluebell, Alabama. Ezekiel se refiere a sus dominios como "espejismo"; Carol difiere; le parecen un "circo". Este The Walking Dead: Freak Show que tienen montado no se gobierna solo, el Rey cuenta con la ayuda de su mascota: un tigre enorme llamado Shiva al que salvó la vida en su antigua vida y que ahora le protege. Esperemos que esa fiera se comporte como tal en el futuro y nos pueda deleitar destripando a algún que otro Savior.
El lugar no inspira confianza, demasiado algodón de azúcar en un mundo en el que los muertos se comen a los vivos. Miss Carol Peletier nos vuelve a deleitar con el mismo papel con el que consiguió hacerse invisible en una sociedad tan débil e inocente como la de Alexandría, lástima que Ezekiel no sea tan pánfilo porque la ha pillado de lleno. De momento Carol no se ha alejado demasiado, ha insistido en marcharse pero se ha mudado a una bonita casa bastante cercana. Y aunque Carol es nuestra reina desde la temporada 4, todo parece indicar que va a recibir el título oficial bastante pronto.
El lugar no inspira confianza, demasiado algodón de azúcar en un mundo en el que los muertos se comen a los vivos. Miss Carol Peletier nos vuelve a deleitar con el mismo papel con el que consiguió hacerse invisible en una sociedad tan débil e inocente como la de Alexandría, lástima que Ezekiel no sea tan pánfilo porque la ha pillado de lleno. De momento Carol no se ha alejado demasiado, ha insistido en marcharse pero se ha mudado a una bonita casa bastante cercana. Y aunque Carol es nuestra reina desde la temporada 4, todo parece indicar que va a recibir el título oficial bastante pronto.
El reino esconde algo. Eso seguro. Demasiado acostumbrados estamos a los sádicos como para creernos realmente que esa nueva sociedad es tan dócil como aparenta. Este grupo de individuos, que parecen sacados de Cordialidad de la Saga Divergente, de la casa Hufflepuff de Hogwarts o del ala de Dermatología del Seattle Grace, han conseguido no temer a los Saviors. Y se han ganado su respeto. A ver, que sí, les dan parte de sus recursos, pero solo alguien que no teme a Negan es capaz de darles carne de cerdos alimentados con walkers. Además, la presencia de Ezekiel en el traspaso cárnico ha demostrado que puede hacerse escuchar ante unos cuántos de los salvadores.
El caso de Morgan es diferente. El pacifista está en su salsa en un sitio como ese. Se ha enamorado del modo de funcionar que tienen y creo, que en parte, ve la posibilidad de retomar su filosofía de "No matar" a la que tuvo que renunciar para salvar a Carol. De momento, parece que va asentarse en la corte del Rey Ezekiel. Ya tiene su confianza, e incluso ha accedido a enseñarle Aikido a Benjamin, el escudero y protegido de su majestad. ¿Se puede tener más enchufe?
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