La producción de Las chicas del cable, primera producción española de Netflix, va tomando forma.
De cara a comenzar su rodaje lo antes posible, previsto para este mismo mes de agosto, la producción de Bambú va cerrando el reparto principal, cuya última incorporación pudimos conocer ayer: Yon González (Gran Hotel, Gran Reserva, Bajo Sospecha) será el protagonista masculino de Las chicas del cable. Lo adelantaba Aitor Luna, hermano de González, quien protagonizará La catedral del mar, una producción para Atresmedia en la que, casualmente, Netflix también tendrá su participación tal y como adelanta Bluper.
Las chicas del cable, tal y como adelantaba Ramón Campos de Bambú a comienzos de julio, será una serie ambientada en 1929 que se centrará en los trabajadores de una empresa de telefonía de la época que va a cambiar la historia de las telecomunicaciones. Campos fue más allá y comparó la historia de esta ficticia compañía con la del mismo servicio bajo demanda en el que se emitirá su serie, Netflix.
González se une a un reparto que, por el momento, cuenta con caras muy conocidas de la ficción televisiva española como Blanca Suárez (El Barco), Ana Polvorosa (Aída), Ana Fernández (Los Protegidos) y Maggie Cianatos (Vis a vis). Netflix no nos ha confirmado la veracidad de esta información.
Escena de Velvet
A pesar de todo, los comentarios no han tardado en aparecer. Las redes sociales se llenaron durante el día de ayer de comentarios que podemos agrupar en dos reacciones: la alegría de unos al conocer que Yon González y Blanca Suárez volverán a trabajar juntos; y la decepción generalizada al ver que la nueva serie de Netflix no dejará de ser un producto ligeramente similar a lo que se ha promovido en televisión española en los últimos años. De hecho, el formato de serie de época, unido al protagonismo de González, recuerdan a otras producciones de Bambú como Velvet o Gran Hotel.
Aunque es realmente pronto para realizar tal juicio, hay que tener en cuenta que si hay algo por lo que se caracteriza Netflix es por jugar sobre seguro o, al menos, jugar de una forma tan exhaustiva que inevitablemente acaba ganando siempre. Su principal virtud —y posiblemente el más loable de sus esfuerzos— es conocer de tal manera a su audiencia que su desarrollo de producto descansa sobre la premisa de que este comparta características comunes con un producto que haya triunfado previamente en su plataforma. Si además Netflix cuenta también con el respaldo del desempeño de este tipo de series dramáticas de época en televisión lineal, la suerte está echada.
Es posible que, por el momento, Las chicas del cable no resulte una serie especialmente original, ni por la temática, ni por la historia, ni mucho menos por el reparto escogido —Amaia Salamanca está esperando una llamada—, pero lo que está claro es que tiene todas las de ganar.
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