El matrimonio King ataca de nuevo. La curiosidad ha sido más fuerte que yo y, aunque en un principio el tráiler de su nueva serie no atrajo mi atención especialmente, no he podido evitar dejarme atrapar por la invasión alienígena de BrainDeads, cuyo piloto confieso que me ha sorprendido para bien.
No nos engañemos, no es The Good Wife (ni aspira a serlo), aunque en muchos momentos no podamos evitar pensar en ella. De entrada, el punto común más evidente es la presencia de nuestro David Lee (Zach Grenier), que ahora tiene otro nombre que no nos molestaremos en aprender porque siempre será David Lee en nuestros corazones, y que además lleva barba para intentar despistarnos (no, no lo consigue). Sigue siendo igual de señor, igual de manipulador e igual de maravilloso. En este caso se mete en la piel del padre de la protagonista, Laurel (Mary Elizabeth Winstead), una realizadora de documentales que acepta trabajar unos meses para su hermano congresista (Danny Pino) a cambio de ayuda financiera para su nuevo documental.
Y aquí tenemos nuestro segundo punto común: la protagonista es una mujer con agallas, carrera propia y ganas de comerse el mundo pero que, muy a su pesar, depende en cierta medida de un hombre, en este caso su padre. Winstead está fantástica en su papel de única mujer cuerda del Congreso, la única que parece darse cuenta de que algo extraño está pasando y tomándose muy en serio una investigación que no tiene ni pies ni cabeza. Y es que no os he contado lo más importante, resulta que un ejército de insectos proveniente de un trozo de meteorito hallado en Rusia y transportado a Washington para investigar su origen, ha tomado las calles de la capital y, por lo que sea, ha decidido que los políticos sean su objetivo. Avanzan sigilosamente y, cuando menos se lo esperan, se introducen en los oídos de sus víctimas extrayendo la materia gris del cerebro. A partir de ahí comienzan a comportarse como autómatas y a repetir una frase mecánicamente y sin sentido. Y digo yo, ¿estamos seguros de que es ciencia ficción? ¿Podemos afirmar con seguridad que esos insectos no han llegado a España también? Porque eso explicaría muchas cosas.
Los King han decidido cambiar de registro pasándose a la comedia - ciencia ficción y, aunque no les ha salido del todo mal, aún hay muchas cosas que pulir. El peso de la serie cae en el reparto, sin duda alguna, y la historia, aunque a priori es entretenida, no parece estar del todo consolidada. La idea de parodiar a la clase política (el piloto abre con discursos cruzados de Trump y Clinton que nadie parece escuchar realmente) es interesante pero los gags quedan en ocasiones forzados. Esperemos que a medida que avancen la temporada y que los actores se vayan haciendo a sus personajes, estos pequeños fallos se vayan corrigiendo y queden episodios más redondos.
Pero esperad, que no he terminado de encontrar similitudes con The Good Wife. Los que ya la hayan visto estarán de acuerdo conmigo en el parecido del desarrollo narrativo y, sobre todo, el uso de la música y los personajes corriendo de un lado a otro al ritmo frenético de una melodía que te da ganas de ponerte a correr a ti en el sofá de tu casa. Luego está el personaje protagonista acodado en la barra del bar tras una larga jornada laboral. Las grandes conversaciones tienen lugar en bares con clase y un vaso de whisky en la mano, esto es así. Y, por último, un clásico entre los clásicos, lo que podríamos considerar la marca de la casa: la cabecera a destiempo, en este caso a mitad de episodio, cuando ya nadie la espera.
Es muy difícil vender esta serie en una crítica, ya que su argumento no está hecho para ser defendido sobre el papel, sino para ser visto y disfrutado. La sátira del mundo político y social, así como la inclusión de hechos relacionados con la actualidad, son sus puntos fuertes y, al margen de los pequeños fallos que espero se vayan corrigiendo, es un producto entretenido y hecho, no lo olvidemos, para la sesión estival en la que lo que menos busca el espectador es romperse la cabeza (aunque precisamente aquí veamos explotar alguna). Háganme caso y vean el piloto, si no quedan satisfechos les devolvemos el dinero.
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