Nueve años han pasado ya desde el final de una de las series más míticas entre las míticas. Un final que no voy a revelar por si sois una de las poquísimas personas que todavía no lo conoce, y que para mí supuso un punto de inflexión en mi vida. Sí, amigos, no exagero, hay claramente un antes y un después de Tony Soprano.
Independientemente de que estemos más o menos de acuerdo con la forma en la que todo termina, de la incertidumbre y el desamparo que ella provoca, hay que reconocer que esos cuatro minutos se han ganado a pulso el figurar entre los mejores momentos de la televisión. La forma en la que David Chase juega con la intriga, las miradas entre Tony y Carmela, el apretón de manos entre padre e hijo como si supieran que esa noche lo iba a cambiar todo. Y la música, también la música, un elemento muy importante a lo largo de toda la serie.
Sé que he dicho que no iba a contar el final, y no lo voy a hacer. En su lugar os dejo el vídeo para que lo descubráis, lo disfrutéis por enésima vez o lo odiéis de nuevo. Pulsad el play bajo vuestra propia responsabilidad.
Ahora que conocemos el final, vamos a intentar conocer también el principio. David Chase concibió Los Soprano como una película, que termino por transformarse en serie de temática arriesgada que nadie querían comprar. Supongo que hay muchos directivos de cadenas que siguen tirándose de los pelos. En la masterclass que impartió recientemente con motivo del Festival Series Mania (y que podéis ver aquí), contó que, tras terminar el rodaje de la primera temporada, James Gandolfini y Edie Falco le preguntaron qué iba a pasar a continuación. Y él, convencido de que la crítica y el público no iban a estar de su lado, les dijo “supongo que aquí se acaba todo, podemos estar orgullosos del trabajo realizado, es un buen producto pero no creo que salga adelante”. Como todos sabemos, no podía estar más equivocado.
Para entender, si es que eso es posible, a Tony Soprano, hay que entender su universo, que se organiza en torno a tres pilares fundamentales: la familia, el trabajo y la terapia.
La familia
A pesar del peso que supone en su vida, creo que podemos afirmar que Tony Soprano no va a ganar, ni siquiera a estar nominado, a padre del año. Y a marido aún menos. Se pierde la cuenta de las veces que es infiel a su mujer, ya sea con prostitutas o con mujeres que llegaran a ocupar un lugar en su corazón. Impresionantes tragaderas las de Carmela que decide mirar hacia otro lado, anteponiendo la ficticia unión familiar y las apariencias de cara a la galería a su propia felicidad. Hasta que explota. Porque explota.
Luego están los hijos, Meadow, su ojito derecho, y Anthony, la oveja descarriada que comparte con su padre más cosas de las que le gustaría. Sin olvidarnos de Chris, el sobrino protegido; Corrado Junior, el tío al que respetar; o Janice, la hermana desequilibrada que ha heredado de su madre las dotes manipuladoras. Esa madre desquiciante que, como David Chase ha reconocido en múltiples ocasiones, está basada en su propia madre.
El trabajo
Mafioso es una profesión como otra cualquiera, al menos en algunos países (no doy nombres que no quiero crear un conflicto internacional). Tras el arresto de su tío Corrado y sus sucesivos problemas de salud, Tony toma el control de la familia criminal DiMeo, lo que le obliga a lidiar con infinidad de conflictos tanto dentro como fuera de sus filas.
Muertes, peleas, traiciones y negocios que se cierran en una barra americana. La presión que le provocan los múltiples frentes abiertos, unida a la de las tensiones familiares, hacen que sufra crisis de ansiedad recurrentes, lo que nos lleva al último bloque.
La terapia
Bendita paciencia la de la Dra. Melfi, la psiquiatra que debe lidiar con los problemas y el carácter de Toni Soprano. Como la mayoría de los personajes que aparecen retratados en la serie, la doctora es de origen italoamericano, razón por la cuál Toni la elige para tratar sus ataques de pánico.
La relación entre ambos personajes es de un constante tira y afloja. A pesar de la disposición de Melfi, Toni tiene que hacer frente al conflicto interno que surge entre la necesidad de curarse y el temor de abrirse ante una extraña, y peor aún, contarle cosas relativas a sus actividades que pudieran volverse en su contra. Poco a poco la confianza entre ambos va aumentando y la doctora termina convirtiéndose en su mayor confidente.
Los Soprano fue un trampolín para sus actores principales, aunque con el paso de los años a algunos les hayamos perdido la pista, y fue igualmente testigo de innumerables cameos: Paul Dano, Julianna Margulies, Lauren Bacall, Nancy Sinatra, Lady Gaga, Sydney Pollack o Annette Bening son sólo algunos de ellos.
Resulta casi imposible resumir la grandeza de esta serie en un solo post. Creo que la calidad de sus guiones e interpretaciones es incuestionable, así como la impecabilidad con la que está dirigida a lo largo de sus seis temporadas. Alabada por la crítica y el público y premiada en innumerables ocasiones, se ha convertido en uno de los must see de todo seriéfilo. Su éxito tuvo un gran impacto también desde el punto de vista de la industria, animando a las cadenas a empezar a producir sus propias series, además de elevar este género a algo más que puro divertimento. Para celebrar su grandeza, aquí os dejo un vídeo que recopila algunos de sus mejores momentos.
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