Netflix concede a sus creadores una libertad creativa casi total, lo que a menudo es beneficioso, pero también puede ser una maldición. La empresa confía ciegamente en los grandes nombres que contrata para desarrollar sus proyectos, que es probablemente el motivo por el que encargó Flaked. Detrás de ella están Will Arnett (Arrested Development) y Mark Chappell, guionista de la británica A Young Doctor's Notebook.
Si no, no se entiende que un proyecto como éste llegase a ver la luz. El protagonista de Flaked es Chip, un ex alcohólico deprimido que lleva una vida triste y gris. ¿El punto de partida? Ninguno, más allá de que empieza a fijarse en la chica que le gusta a su mejor amigo, una camarera llamada London. Desde ese momento, Flaked sigue la vida de Chip, un tipo "peculiar" con una personalidad no muy bien dibujada.
El servicio de streaming no es nuevo en esto de las dramedias indies: nos ha dado la magnífica Master of None y la interesante Love. Ya en la de Judd Apatow, que llegó a nuestras pantallas hace apenas unas semanas, se veían algunos problemas derivados del modelo de producción de Netflix (duración excesiva, tramas que no llevaban a nada), pero el balance era positivo. Flaked no sale tan airosa, y es que carga con un problema a sus espaldas: no tiene nada interesante que contar.
Si algo no escasea en televisión ahora mismo son comedias dramáticas sobre hombres blancos asfixiados por la rutina. Si vas a hacer una más, qué menos que aportar algo nuevo en el intento; pero el personaje que interpreta Arnett en su nueva serie es de todo menos interesante. Ya no es que cueste identificarse con él, es que cuesta conectar incluso a un nivel superficial e intelectual: es un tipo aburrido.
Casi cualquier creador con ínfulas autorales cree que su vida es muy interesante o que es la voz de la generación, pero no todo el mundo puede ser Lena Dunham, Louis C. K. o Aziz Ansari. Los hay que simplemente son más corrientes de lo que les gustaría. Y Flaked podría permitirse ser una ficción vacía disfrazada de comedia honesta si al menos fuese graciosa, pero el humor (además de escasear en líneas generales) tampoco funciona. A la serie le faltan reescrituras, segundas opiniones y más empaque.
Netflix, en lugar de eso, prefiere no inmiscuirse en el proceso creativo. En ocasiones, el resultado es una maravilla. En otras, el producto final es algo tan soso como Flaked. Si ni siquiera en Estados Unidos, donde Will Arnett es un cómico muy popular, se han molestado en acompañar el estreno de una potente campaña de promoción, es en parte porque ellos mismos sabían lo que tenían entre manos: algo completamente intrascendente.
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