Recovery Road es la historia de Maddie, una adolescente pija obligada a ir a un programa de rehabilitación tras ser pillada bebiendo vodka en horario escolar. La joven, que vive con su madre y que perdió hace años a su padre, se ve forzada a alojarse durante unos meses en una casa con otros adictos que buscan dejar atrás vicios y excesos. Eso sí, Maddie, de 16 años, estará acompañada por otros personajes en su difícil camino a la abstinencia, entre ellos una joven madre a quien quitaron la custodia de su hija, una antigua amiga del colegio que trapicheaba con drogas o un chico con un pasado mucho más oscuro que ya sufrió su primera recaída.
Aunque al principio se muestra escéptica y poco participativa, las conversaciones con sus compañeros y las experiencias en esos primeros días de lucha contra sus adicciones irán poco a poco llevando a Maddie a emprender su propio trabajo con los 12 pasos, no sin alejarla inevitablemente de sus antiguas amistades.
Pese a un arranque potente y varios capítulos decentes, Recovery Road no puede evitar dejarse llevar por los recursos y tonos del clásico drama adolescente. Tramas algo forzadas y algunos personajes poco creíbles enturbian una serie, que aunque sigue dejándose ver, parecía que iba a ser mucho más atrevida y menos convencional de lo que en realidad es.
Aunque al principio se muestra escéptica y poco participativa, las conversaciones con sus compañeros y las experiencias en esos primeros días de lucha contra sus adicciones irán poco a poco llevando a Maddie a emprender su propio trabajo con los 12 pasos, no sin alejarla inevitablemente de sus antiguas amistades.
Pese a un arranque potente y varios capítulos decentes, Recovery Road no puede evitar dejarse llevar por los recursos y tonos del clásico drama adolescente. Tramas algo forzadas y algunos personajes poco creíbles enturbian una serie, que aunque sigue dejándose ver, parecía que iba a ser mucho más atrevida y menos convencional de lo que en realidad es.
No obstante, se agradece que se aborde un tema controvertido y necesario como las adicciones y el alcoholismo adolescente. Y es que el único vínculo de Maddie con sus amigos del instituto no parece ser otro que el tiempo compartido poniéndose hasta arriba de todo, en lugar de compartir anhelos, sueños, experiencias e intimidades más profundas. Precisamente, cuando esta inicia su abstinencia y participa en una de sus típicas bacanales de fin de semana sin beber nada (no sin gran esfuerzo y ayuda exterior), se da cuenta de que no tenía tanto en común con ellos, ni siquiera con su novio.
Por otro lado, la serie parece rezumar cierta moralidad cristiana y puritanismo cuando nos presenta a una adolescente descarriada que pese al frenesí etílico en el que vive, sigue conservando su virginidad intacta. Eso sí, tras su última fiesta antes del ingreso, Maddie encuentra un preservativo en su coche, pero no recuerda haberse acostado con nadie, lo que la lleva a pensar que pudo cometer una imprudencia o peor aún, ser forzada por alguien.
Por otro lado, la serie parece rezumar cierta moralidad cristiana y puritanismo cuando nos presenta a una adolescente descarriada que pese al frenesí etílico en el que vive, sigue conservando su virginidad intacta. Eso sí, tras su última fiesta antes del ingreso, Maddie encuentra un preservativo en su coche, pero no recuerda haberse acostado con nadie, lo que la lleva a pensar que pudo cometer una imprudencia o peor aún, ser forzada por alguien.
En lo que va de temporada, resultan más interesantes las historias de algunos personajes secundarios que la de su protagonista, incluso la trama romántica que arranca en el piloto con Maddie y Wes, otro joven descarriado, es bastante insulsa y estereotipada (¿Ocurrirá sin embargo algo entre la tutora de Maddie y el joven orientador que dirige la casa?).
Sí concederemos cierta valentía a la serie en la elección de su protagonista, ya que raras veces la televisión USA más convencional, y sobre todo la dirigida al público adolescente, ficha a protagonistas negros. Hasta hace nada, los afroamericanos en este tipo de productos estaban prácticamente relegados a papeles de ‘amigo de’, algo muy típico también del cine para jóvenes. Precisamente hace algún tiempo surgía el debate en Hollywood sobre lo raro que era ver a una mujer negra protagonizando una serie (algo que Shonda Rimes ha buscado cambiar) y más aún, luciendo con naturalidad una melena rizada o afro (ya que muchas de estas sofisticadas mujeres afroamericanas de la televisión tienden a llevar el pelo a la moda caucásica, sino que se lo digan a Olivia Pope). En este caso, Recovery Road ha roto el molde, eso sí, no mucho, ya que su chica tiene el pelo rizado, sí, pero su piel tampoco es muy oscura. Todavía queda camino por recorrer.
Para terminar, un detalle seriéfilo. En el cuarto capítulo de la serie interviene una invitada muy especial, la desaparecida Mischa Barton, la rubísima joven protagonista del famoso drama teen The O.C.
COMENTARIOS