“Amarás a Cookie Lyon por encima de todas las cosas” hubiera sido un buen comienzo para el sermón del cura que bautizó a Andre, lástima que no me pidiera mi opinión a la hora de escribirlo.
Si Dios existiera, Andre hubiera muerto fulminado nada más entrar en contacto con el agua bendita. Porque libre de pecados, libre lo que se dice libre, pues mira, igual no. Menudas confesiones de chichinabo. Que si me quise suicidar porque sentía que no me querías, que si provoqué que os enfrentarais entre vosotros para quedarme con la empresa. Qué pena que se le olvidara mencionar el pequeño detalle del asesinato. Hubiera estado bien dejarlo caer al estilo Gila, “alguien ha matado a alguien”, “a lo mejor el asesino del tío Vernon está en esta sala”.
Eso sí, la iglesia ha resucitado a nuestra Cookie. Cuánta maldad pueden llegar a tener sus comentarios, no puede gustarme más. Aunque he de confesar que creo que está demasiado comedida, estilísticamente hablando. Echo de menos a la Venus de las pieles, a una de las pocas personas capaz de llevar encima a toda la sabana africana con el estilo y el orgullo de quien lleva un Dior haute couture a la entrega de los Oscars.
Pero volviendo al capítulo, que soy yo muy de dispersarme, estoy empezando a cogerle el gustillo a Empire Dynasty. Sobre todo ahora que Lucious ha sacado la artillería pesada para hundirla. Nos gusta la guerra, querido, pero no el juego sucio. Menos mal que Cookie los tiene muy buen puestos, perdonad si soy vulgar, y no se deja amilanar. Veinte años en la cárcel supongo que acaban por curtirte.
Espero con ansia el momento en el que Andre baje de su mundo de fantasía y misticismo y se de cuenta de que su puesto como nuevo presidente de Empire no es más que una artimaña de su padre para llegar a Cookie. Ha sido, es y será una marioneta de Lucious y, aunque intente plantarle cara, huele a tragedia a kilómetros a la redonda. Y el abogado, hablemos del abogado. Por alguna razón que todavía no he llegado a descifrar, su sola presencia me produce rechazo. Es la típica persona que te preguntas si en la vida real tiene amigos, o familia, o una mascota que se alegre de verle cuando vuelva a casa. Espero que su maldad se le vuelva en contra y acabe en la zanja que dejó libre Vernon, seguro que cabe sin problemas.
¿Qué has hecho, Lucious?
Me ha dejado muy loca el final del episodio. ¿En serio me vais a dejar con esta intriga toda la semana? No me puedo creer que Lucious sea capaz de atacar a sus propios hijos. En la promo del próximo episodio vemos como él niega la mayor, pero a estas alturas de la vida ya no me creo nada de lo que sale de esa boquita suya.
Espero y deseo que Cookie sea lo suficientemente inteligente como para no dejarse embaucar por Lucious. Aunque confío ciegamente en ella, porque ella es muy Chenoa: cuando tú vas, ella ya está de vuelta de todo.
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