Hay series que un día están en boca de todos, ya sea por el hype de Twitter o por la promoción que hacen las cadenas, pero al dia siguiente la burbuja explota y nos damos cuenta de que lo que estamos viendo no nos satisface. Cada una por diversas razones. Cada día es mayor el número de series que caen en el olvido y sus finales pasan totalmente desapercibidos, por mucho que American Horror Story haga cada temporada peor que la anterior (con Freak Show, Ryan Murphy demostró que podía ser más aburrido que con las malditas brujas), todo el mundo va a estar ahí siempre para ver el inicio de la nueva temporada (no tantos para el final).
Sin embargo hay otras que ni para el principio ni para el final, como es el caso de Falling Skies que este verano ha estrenado su quinta (¡QUINTA!) y última temporada. Esa serie postapocalíptica producida por Steven Spielberg, productor de reconocido talento en televisión por series como Terra Nova o Red Band Society (esa por la que lloró), logró despertar un interés en el verano de 2011, pero más allá de los nombres implicados el interés no pasó del piloto. No puedes pretender transcender teniendo a Noah Wyle de protagonista. Es como pretender que a un niño le gusten las acelgas. Su insufrible trama adolescente y el avance nulo de la trama terminaron por condenarla a ser la serie que ve el que se queda dormido con el anterior programa o esa gente que tiene 12 seguidores en Twitter y que probablemente sea la segunda serie que vean tras, por supuesto, Breaking Bad y dirán que no está tan mal, que a ellos les gusta.
Sin salirnos del tema Spilbergiano, hace dos años fue cuando CBS revolucionó las parrillas veraniegas devolviendo las series a las networks durante la temporada estival. De las grandes audiencias de Under the Dome es la culpa de que cada verano tengamos series tan abominables como Mistresses con Alyssa Milano, Extant con Halle Berry o Wayward Pines con Matt Dillon, repartos dignos de la próxima Torrente 6. La primera temporada de Under the Dome tenía su gracia, derribamos el mito de Dean Norris (Breaking Bad), Mike Vogel (Pan Am) desterró su fama de gafe y confirmamos que Britt Robertson (The Secret Circle) es insoportable haga el papel que haga, pero a medida que avanzaba iba perdiendo audiencia hasta que este verano CBS decidió cancelarla y sustituirla el verano que viene por una similar pero más barata, y no ha llorado ni Bustamante.
Grimm es como esa gente normal, esa que no está destinada ni a ser juez (una The Good Wife) ni a ser cajera del Dia (una Pretty Litle Liars): es como ser contable, estás ahí pero nadie sabe tu nombre ni te mira. La serie de ciencia ficción de la NBC sigue en los viernes, en un día flojo y en un horario más flojo todavía para que los directivos al menos no tengan que decir que han cancelado absolutamente todo y han rehecho la parrilla de cero, la crisis del canal del pavo real es la gallina de los huevos de oro de la serie, que terminará con más temporadas probablemente que Supernatural, si alguien se llega a enterar algún día.
Por último, ¿qué series de las que hablamos ahora creeis que caerán en el olvido? ¿Será Jane the Virgin? ¿Será Brooklyn 99? ¿Empire? ¿Sleepy Hollow? Para mí es la primera la que tiene todas las papeletas. Si ya hacia finales de su primera temporada todo el mundo decía que ya no era lo mismo por algo será, terminará siendo la serie femenina de la CW que mantienen para no llenarlo todo de superhéroes, alguna tendrá que rellenar el hueco que dejará Beauty and The Beast. Ah, ¿pero eso se sigue emitiendo? Sí, este verano ha perpetrado su cuarta temporada.
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