Normalmente criticamos la monotonía y el exceso de diálogos vacíos de los que The Walking Dead suele abusar en los capítulos centrales de la temporada. Pero incluso en éstos, la intensidad sigue estando latente, aguardando a que nuestra guardia esté baja para darnos uno de sus característicos zarpazos. Try no es la orgía de acción que esperábamos en la previa de la season finale, pero la sensación de opresión ha sido extrema, propia de los momentos en los que se espera que pasen cosas y eso muy pocas series lo consiguen.
Cada uno lleva el duelo como le da la gana, eso es así, pero la historia de Sasha se está convirtiendo en un incordio y más que disfrutar su trama, tengo la sensación de que estamos perdiendo tiempo. Su huida al bosque a la caza y captura de cuantos más caminantes mejor recuerda mucho a esa actitud de quien se corta para amortiguar la pena. Mitad eso y mitad adicción. Muy parecido a lo que le pasa a Michonne, a quien le atormenta su pasado como súper asesina al mismo tiempo que lo echa de menos. Por fin también hemos sabido algo más de Rosita, vestida ya como un persona normal y no como recién salida del cómic. Ella es otra de las damnificadas del exceso de personajes, o quizá sea uno de los residuos.
La investigación sobre lo que pasó en el almacén ha empezado despacio por el dolor de Deanna tras perder a su hijo. Como era de esperar, Nicholas cuenta una versión muy distinta sobre las muertes de Noah y Aiden, inculpando directamente a Glenn. La lideresa de Alexandria se muestra como una persona justa e inteligente pero los acontecimientos pueden precipitar muchas decisiones desagradables, sobre todo tras el demencial final. En este arco argumental hay que destacar el potente inicio con música de Nine Inch Nails, que sirve para ponernos en situación.
Gran parte del episodio se ha desarrollado en el bosque. Ya hemos visto cómo Michonne, Rosita y Sasha se enfrentaban a una buena multitud de zombies. Ahora toca hablar de Carl, cuya adolescencia incipiente se ha topado con una chica de su edad y el pequeño Grimes no puede desaprovechar la oportunidad de vivir esa edad de efervescencia como merece. En una de sus persecuciones por el bosque, consigue intimar con Enid, que está tan traumatizada como todos los supervivientes por haber vivido en el mundo real. Padre e hijo están on fire.
La incompetencia de los lugareños y la parsimonia con la que Deanna toma las decisiones pone de los nervios a Rick, que no puede esperar para hacerse con el control de Alexandria. Sus ganas de acabar con Pete están precipitando los acontecimientos, pero es algo que el sheriff iba a hacer tarde o temprano. El problema va a llegar en la season finale cuando vea que podría perder el apoyo de varios de sus compañeros como Glenn o Michonne, que se han acomodado a la nueva sociedad. La cuestión estará en hasta dónde serán capaces de llegar por su líder.
El final nos deja una sensación de peligro inminente brutal. Primero Rick y su pérdida de control total, una enajenación mental exagerada en el momento incorrecto. Justo cuando empezábamos a cansarnos de sus palabras, Michonne le deja K.O con un golpe seco con un toque muy humorístico. Después vemos cómo están llegando cada vez más caminantes a las puertas de Alexandria, con la famosa “W” en su frente, siendo disparados por Sasha, que tampoco digamos está con sus facultades mentales intactas. Y, por último, Daryl y Aaron pisando los talones a un grupo humano, pero muy salvaje y que se dirigirá a la ciudad. Una season finale que ya está planteada y en la que puede pasar de todo.
Que Rick quisiese matar al maltratador me parece perfecto... pero cuando empieza con su discursito y vuelve con la cantinela de la Ricktadura, es para hacer lo que ha hecho Michonne, pero varias veces. Se vuelve excesivamente cansino.
ResponderEliminarYo tengo un problema con Rick y es que es un DICTADOR. Ya me parece que quiere tomar el control de la ciudad porque no soporta recibir ordenes
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