J.K. Simmons en The Closer |
Por más que el cine y la televisión tengan mucho en común, ser seriéfilo no significa necesariamente ser cinéfilo también. Personalmente, es algo que me cuesta entender, pero reconozco que una vez te acostumbras a las píldoras de 40 minutos, las casi tres horas de Boyhood pueden costar. Aun así, hay algo emocionante en estos Oscar 2015, viéndolos desde el punto de vista seriéfilo. Salvo sorpresa mayúscula, mañana por la noche Patricia Arquette y J.K. Simmons subirán a recoger sendas estatuillas pese a ser dos actores que llevan años refugiados en la televisión. Y no se trata solo de que la mayoría de intérpretes nominados tengan un importante pasado en televisión (como recogían en El País esta semana), sino que esta candidatura no va a suponer un cambio radical en sus carreras.
Para muchos, la televisión no es algo que hayan dejado atrás, sino su presente: Patricia Arquette está a punto de estrenar CSI Cyber en CBS, Benedict Cumberbatch sigue rodando Sherlock para la BBC, Bradley Cooper trabajará en Wet Hot American Summer de Netflix y J.K. Simmons tuvo poca suerte con Growing Up Fisher pero pone la voz a varios personajes de series de animación como BoJack Horseman, The Legend of Korra y varias del universo Marvel televisivo.
Patricia Arquette en Medium |
Gente como George Clooney o Jennifer Aniston (que se ha quedado fuera de la carrera a última hora por Cake) ha demostrado que "dar el salto" de la televisión al cine es posible, y de paso han fomentado la idea de que es un avance, el paso definitivo en la carrera de un actor. Por su culpa, otros como Katherine Heigl o Dan Stevens se han vuelto avariciosos demasiado rápido, mordiendo a la primera de cambio la mano que les daba de comer. Pero, en 2015, la idea de que hacer cine es más digno que trabajar en televisión tiene menos fuerza que nunca.
Mientras los Emmy siguen mostrando un complejo de inferioridad tremendo al premiar al primer actor famoso que rueda una serie de dos capítulos de HBO, los Oscar no tienen problema en reconocer el trabajo de actores que pertenecen ya más a la industria televisiva que a la cinematográfica. Y no es mérito de la Academia, ellos solo se limitan a reflejar una tendencia: Viola Davis (2 veces nominada) compagina How To Get Away With Murder con 20.000 papeles en cine, Jamie Dornan no tiene problema en firmar con Netflix mientras 50 Shades of Grey recauda millones de dólares en taquilla y Woody Allen o M. Night Shyamalan escriben series de televisión sin que signifique el fin de su carrera en cines.
Además, hace ilusión ver a Amy Jellicoe (Laura Dern también está nominada), Allison DuBois o al jefe Pope con un Oscar en la mano. O ponerse a ver Still Alice y sorprenderse con el reencuentro de Julianne Moore y Alec Baldwin después de ese tonteo entre Nancy Donovan y Jack Donaghy en 30 Rock.
30 Rock, la precuela de Still Alice |
¿Y vosotros? ¿Os dejáis llevar por vuestro corazón seriéfilo o tenéis otros favoritos?
Yo creo que el hecho de que los Emmy premiaron a Cranston frente a McConaughey,y Cumberbatch frente a Thornton y Ruffalo, Aduba frente a McCarthy, incluso Bates frente Roberts, es prueba suficiente que ese complejo y no existe..
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