Por primera vez desde que comenzó esta sexta temporada, he conseguido disfrutar de un episodio de Parenthood sin pensar en que el final se acerca. Las últimas temporadas confirmadas son un lujo (sobre todo en una network), pero al mismo tiempo es inevitable ver la serie en cuestión preocupándose por si cerrarán las tramas en condiciones, si conseguirán sacar lo mejor de los personajes antes de que les digamos adiós, etc. El de esta semana es, sin embargo, un episodio de Parenthood como cualquier otro (en el buen sentido), donde se utilizan las tramas que ya están puestas sobre la mesa para explorar nuevos aspectos de cada una.
Es el caso del embarazo de Amber, que por primera vez no parece una trama construida de cara a un final de serie especialmente emotivo. En "The Scale of Affection is Fluid" vemos cómo la hija de Sarah tiene un pequeño cuelgue que podría convertirse en algo más, y el hecho de que el bollo que tiene en el horno vaya a complicar las cosas le preocupa. Siguiendo los consejos de Drew –que se está convirtiendo en un gran apoyo para ella este año–, decide ir con la verdad por delante y, como cabía esperar, el chico al que acaba de conocer se asusta. No es una trama espectacular o especialmente emotiva, pero es una historia episódica creíble, bien desarrollada en los cuarenta minutos que dura el episodio e interesante de ver; y, sea como sea, ver a los Holt juntos siempre es un placer.
La trama de Joel y Julia por fin avanza, dando pie una situación más refrescante o, como mínimo, menos repetitiva. El nuevo novio de Julia (¡#TeamJoel!) se acerca a casa de Adam y Kristina durante una comida familiar para llevarle a ésta unos papeles del trabajo. Los anfitriones insisten en que se quede y Joel, que por algún motivo que no nos explican pasaba por allí, lo descubre jugando al baloncesto con sus hijos. Si de por sí esto es duro para él, no ayuda que Victor y Sydney se pasen el resto del episodio contándole lo majo y listo que es el "nuevo amigo de mamá".
Es realmente doloroso ver a Joel pasar por todo esto sin previo aviso, aunque siendo justos tampoco sea culpa de Julia, y la cosa no acaba aquí: a juzgar por el final, las cosas entre ella y su compañero de trabajo van viento en popa, así que le queda sufrir una buena temporada (calculo que más o menos lo mismo que a Amber para romper aguas).
Por último, en la versión 'potpourri of freaks' de Los Rompecorazones, vemos cómo Adam y Kristina intentan ayudar a Max a afrontar sus sentimientos por Dylan. O, mejor dicho, cómo Adam intenta ayudarle a hablar con ella y Kristina trata de rebajar sus expectativas porque está convencida de que ella no le va a corresponder. Pero, sorprendentemente, en la escala del afecto diseñada por ambos, a Dylan le gusta Max un 2,5 sobre 5, algo que... no está nada mal. ¡A por ella, Max!
Aunque estoy convencido de que el primer amor de Max no va a ser un camino de rosas, lo visto esta semana ha sido simpático y divertido (Monica Potter y Peter Krause han podido sacar su lado más payaso) y, más importante aún, es una trama que los guionistas de Parenthood pueden manejar bien. ¿Qué nombre podemos ponerle al ship? ¿Mylan? ¿Dylax?
Notas al margen
— "I am pregnant." "With a baby?"
— No es que no me preocupe por la salud de Crosby, pero más allá de eso no creo que su trama con Zeek tenga demasiado que comentar. Su escena en el bar ha estado bien, pero la pobre Camille, como siempre, es un cero a la izquierda en las prioridades del patriarca.
— ¿Es posible que Amber y Drew pronuncien una frase completa sin añadir un "like" o un "you know" de por medio?
— Lauren Graham y Ray Romano han sido los actores ausentes esta semana y, sinceramente, si no fuese porque Crosby pregunta por Sarah en la barbacoa, ni me habría dado cuenta.
— Soy incapaz de recordar el nombre del novio de Julia. Es más, me niego a hacerlo.
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