Con un viaje a la Edad Media en
busca de Robin Hood, esta semana Mark Gatiss (co-guionista de Sherlock junto con Moffat y creador de
la genial An Adventure In Space and Time), ha querido hacer un pequeño homenaje
a los primeros tiempos de la serie, en donde se pretendía enseñar Historia a
los niños de forma amena. Sin embargo, las ganas de hacer un capítulo donde
reinase la comedia alocada han tenido como resultado un par de escenas brillantes
mezcladas con una historia que no aporta nada nuevo a la trama general de la temporada.
Empezamos con una elección. Al
Doctor le encanta dejar que sus compañeros decidan a dónde ir (siempre he
pensado que es su método para conocerles un poco mejor, saber qué puede esperar
de ellos), y al principio del episodio Clara pide visitar a uno de sus héroes
de infancia: Robin Hood. Pero mientras pasa todo esto, le encontramos
batallando con unos extraños símbolos en una pizarra. En Deep Breath, aún aturdido por el proceso de regeneración, el Doctor
también empezó a garabatear cosas sin sentido aparente. Pero al fijarnos en los
símbolos, no hay duda de que Gallifrey tiene algo que ver. ¿Buscando el camino
a casa, quizá?
Aunque al Doctor no le apetece ir
a buscar a Robin, ya que es un personaje inventado, al final cede y viajan
hasta el bosque de Sherwood. Llama la atención lo bien que maneja por ahora los
mandos de la Tardis, sin problemas de aterrizaje o errores de cálculo…
En el papel del archiconocido
arquero nos encontramos a un desatado Tom Riley (protagonista de Da Vinci’s Demons), muy cercano a los
malos de opereta con sus risas enlatadas. Una actuación exagerada a posta que no llega a funcionar al 100% y de la
que sale lo peor y lo mejor de este capítulo: por una parte tenemos una
ridícula e infantil lucha de egos entre el ladrón y el Doctor (peleándose por
quedar bien en el torneo, sonrojante por tópica, para qué negarlo). Pero luego
está la genial conversación en los calabozos, donde la misma rivalidad nos deja
algunas de las mejores frases y una Clara Oswald que se corona como la única
voz con un poco de sentido común.
El trío protagonista lucha contra
el malvado Sheriff y encuentran, de nuevo, una nave que intenta repararse a sí
misma. Seguimos el patrón de lo planteado en Deep Breath y es también sospechosamente parecida en su camuflaje
con la que protagonizó el episodio de The
Lodger. El final se soluciona de forma un poco caótica (robots súper
poderosos que son derrotados con bandejas, estilo Perseo VS Medusa) y una
flecha de oro que no se sabe cómo, ayuda a la nave alienígena a llegar al espacio
exterior.
Homenajes, Historia y leyendas
Lo mejor de esta tercera entrega
son los pequeños detalles: un Sheriff inspirado en el Master que Roger Delgado
interpretó en la época clásica, un recordatorio de la habilidad del Doctor con
las cucharas que ya había demostrado su séptima encarnación y un emotivo
recuerdo a Patrick Troughton. Cuando Robin descubre que en el futuro no es más
que una referencia literaria y audiovisual, aparece una fotografía suya, ya que
interpretó a este personaje en una película de su juventud.
Robot of Sherwood no ofrece grandes puntos clave, así que hay que
conformarse con sonsacarle al guión alguna reflexión sobre el carácter del
Doctor: se ha vuelto escéptico con los héroes porque en el fondo no cree en sí
mismo. Tiene demasiados puntos oscuros en su historial como para pensar que
pueda servir ya de inspiración para alguien, aunque quiere con todas sus
fuerzas ser lo que Clara cree que es. Peter Capaldi sigue siendo lo mejor de
esta nueva etapa, enseñándonos que es capaz de mostrar un poco de todo: mal
genio, celos, emoción (ese beso de Marian…), humor y cháchara sin sentido.
Otra reflexión que ronda por todo
el capítulo es la división entre Historia y leyenda, lo real y lo fantástico y
cómo esas historias influyen en quienes
las escuchan. Robin Hood se despide afirmando que “las historias nos hacen
volar”, recordándonos aquella frase de Matt Smith despidiéndose de Amelia: “Todos
somos historias, al final”.
No entiendo por qué ahora es algo negativo hacer historias sin repercusión en el arco general de la temporada. Toda esta serie se ha sustentado en eso siempre, habiendo sido un 80% capítulos individuales y el resto capítulos altamente centrados en la trama principal.
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