Ya
hemos pasado el ecuador de la tercera temporada de Sherlock y, sí, solo
llevamos dos episodios. Pero la tercera temporada de la serie solo tiene tres
balas y la BBC ya ha disparado dos veces. Esta tercera temporada es la que más
divisiones está generando entre sus espectadores. Y es lógico, puesto que la
serie se ha convertido en un fenómeno de masas y ahora la ve todo el mundo.
Esta
temporada tenía como punto de partida la vuelta de Sherlock a Londres y a la
vida que tenía hace dos años. En el anterior capítulo conocimos que John y Mary
estaban prometidos y, por tanto, la boda sería un gran evento a ver en la
serie. Lo que, personalmente, no esperaba es que esta boda sucediera tan pronto
(creía que sería el final de esta temporada o, incluso, la dejarían para la
cuarta). Esta boda ha reflejado a la perfección la esencia de estos
tres episodios: los casos ya no importan tanto como la relación entre Sherlock
y Watson. Y la comedia está mucho más presente que nunca.
La
boda, como decíamos, ha sido el centro de este episodio, y se ha articulado por
medio del discurso de Holmes. El discurso del detective ha sido, simplemente,
magnífico y perfecto en todos los sentidos. Pese a la apariencia de titubeo que
hemos tenido al comienzo, Sherlock se nos destapa con una grandiosa adulación a
su compañero, aunque él no comparta la idea en la que se sustenta el
matrimonio. A partir de ahí, ha enumerado algunos casos para demostrar
por qué John Watson es la mejor persona que ha conocido. Se nos han mencionado
varios casos, que no habíamos visto antes, de refilón y hemos entrado en
profundidad en dos.
En El asesinato del Guardia, la pareja de
detectives recibe una carta de un guardia de la reina, que se siente acosado
por alguien que no conoce. Sherlock acepta el caso y se dirige a hablar con el
chico, pero la intransigencia del alto mando militar le ralentiza. Cuando
consiguen llegar al chico, este está encerrado en el baño, inconsciente y
rodeado de sangre. Watson, gracias a su experiencia como doctor, consigue
salvarle la vida. Sherlock, por su parte, no consigue resolver el caso.
El
segundo caso es el de The Mayfy Man,
que se ha extendido hasta el final del capítulo. Una chica requiere los
servicios de los detectives para encontrar a un hombre que solo pudo ver una
vez. Tras ir borrachos a la casa del individuo y dormir en el calabozo,
Sherlock descubre que existen más mujeres en casos similares. Tras reducir el
número a cinco, comienza a interrogarlas para encontrar un elemento que
unifique a todas, pero solo consigue encontrar que todas guardan un secreto que
no pueden contar. Considerando que los hombres son así, cierran el caso.
Pero, en mitad del brindis de boda, Sherlock da en el clavo. El hombre efímero eligió
a esas chicas con un propósito criminal, asesinar a alguien que va a atender al
enlace entre John Watson y Mary. Y el objetivo no es otro que el Comandante
James Sholto, antiguo amigo de Watson que vive en un lugar desconocido por
miedo a las amenazas de muerte que recibe. El comandante, avisado por Sherlock
de que él es el objetivo del ataque, se encierra en su habitación con una
pistola. Pero Sherlock, en un nuevo ataque de inspiración, descubre que ya ha
sido asesinado. Le han apuñalado con una aguja a través del cinturón, que
contiene la puñalada hasta que es despojado. El asesino lo había probado antes
con el guardia de la Reina.
La
identidad del hombre efímero no es otra que el fotógrafo de la boda, el único
que puede moverse libremente por el recinto, llevar una mochila sin que nadie se lo cuestione, colocar a la
gente y no salir después en ninguna instantánea. Resuelto el caso, Sherlock
lleva a cabo una última deducción: Mary se encuentra embarazada y Watson va a
ser padre.
Sé que
siempre que hablo de esta serie —ya lo hice en el anterior episodio— menciono
la calidad y poderío visual que le imprimen Moffat y Gatiss a la hora y media
que dura cada capítulo. Pero en The Sign of Three se han llevado la palma,
puesto que son incontables los “juegos” visuales que han llevado a cabo durante
los noventa minutos. Las transiciones entre Sherlock y Mycroft, la
escenificación del chat entre Holmes —en la que, incluso, han mandado un guiño a Irene Adler— y las cinco mujeres del hombre efímero,
toda la fotografía de la boda... También genial ese último plano, que nos reseña como Sherlock abandona solo el lugar de la boda mientras los demás siguen allí. En fin, que no es solo una maravilla sino que,
incluso, refuerza la narración y le da un toque especial que no encontramos en
ninguna otra serie.
*
Es
evidente que algo ha cambiado en Sherlock. Los dos años de espera han permitido
a sus guionistas planificar de forma muy cómoda la temporada, y ellos han
decidido que en esta tanda los casos importarían menos que la magnífica química
que desprenden Benedict Cumberbatch y Martin Freeman.Y esto no está mal, pero servidor echa de menos los casos y
espera que en la finale nos pongan un misterio que nos deje pegados a la silla. Que
corta se hace una temporada de tres… Y a ti, ¿Qué te ha parecido este episodio
de Sherlock?
Desde mi punto de vista, es el mejor episodio de todos. La secuencia de la despedida de soltero es notable desde todos los puntos de vista. El discurso, tal como dices, lo tiene todo... Si en temporadas anteriores nos toca ver cómo Watson admira a Sherlock, a través de este episodio al fin nos toca ver como Sherlock puede sentir admiración por Watson.
ResponderEliminarPara finalizar, la escena de cuándo salen de la iglesia para ser fotografiados es una de las cosas más increíbles!!, esa secuencia realizada con muchas cámaras fotográficas a modo de stop motion. Cuanto amo esta serie =)