La muerte de David Pressler-Goings, el editor de Hannah, es el inicio y la excusa para un capítulo (escrito por Lena Dunham y Judd Apatow) que nos habla, no tanto de la muerte, como de los sentimientos, la empatía o, más bien, la falta de esta misma. Hannah tiene una cita con David, pero cuando ya está en la oficina, se entera de que ha aparecido muerto. Al llegar a su casa se lo explica a Jessa, con quien mantiene una charla existencial. Al poco, aparece Adam y se lo comenta, pero poniendo especial énfasis en el hecho de que no sabe qué pasará con su libro... Adam se queda sorprendido de su falta de empatía.
Mientras tanto, Marnie hace deporte, supongo que en parte para sacar el dolor que siente por la ruptura... Ella es el único personaje que no habla de muerte en este capítulo, pero sirve de contrapunto a Ray quien, una vez se entera de la muerte de David, tampoco entiende la reacción de Hannah: "no siento nada", le dice ella. Ahora bien, en otro momento dado, Ray está con Herm (el dueño del local) viendo el famoso vídeo de Marnie cantando, a lo que aparece Marnie y discuten, hasta el punto que abandona el trabajo. En este caso, el que no tenido la más mínima empatía es él, sabiendo que Marnie está pasando por un mal momento.
Jessa y Shoshanna también tienen su momento de charla sobre la muerte, en cierto modo, frívolamente. Mientras Jessa le pregunta a Shoshanna si se le ha muerto algún amigo, ella le contesta que sí, a la par que está doblando su ecléctica colección de pañuelos, y le explica que esa muerte la sirvió a ella para mejorar en su grupo de amigas... A su vez, Jessa le comenta que ella también sufrió la pérdida de una muy buena amiga, Susan (Melonie Diaz). Siguiendo el consejo de Shoshanna, busca la manera de visitar su tumba, pero se entera de que su amiga no está muerta... si no que fingió su propia muerte para alejarse de Jessa. Es interesante ver cómo reacciona Jessa ante la noticia: ni se inmuta.
Más tarde, Hannah se va a pasear por un cementerio con Caroline y Laird, corriendo, saltando, jugando... Cuando se paran a descansar, Caroline le explica una historia triste sobre Adam y una prima que murió, a lo que Hannah, haciendo otra vez gala de su falta de empatía, solo alcanza a preguntar "¿por qué el vestido era pequeño?"... Caroline se echa a reír y le dice que es una broma, pero también ella se queda sorprendida. Caroline, que está de atar...!
Más tarde, Hannah se va a pasear por un cementerio con Caroline y Laird, corriendo, saltando, jugando... Cuando se paran a descansar, Caroline le explica una historia triste sobre Adam y una prima que murió, a lo que Hannah, haciendo otra vez gala de su falta de empatía, solo alcanza a preguntar "¿por qué el vestido era pequeño?"... Caroline se echa a reír y le dice que es una broma, pero también ella se queda sorprendida. Caroline, que está de atar...!
Hannah aprovecha esta historia para manipular a Adam y se la explica, como intentando hacerle ver un aspecto positivo, ya que, en el fondo, le preocupa que Adam se canse de su forma de ser... Quién nos lo iba a decir, en la primera temporada, que Adam sería el personaje más sensible y centrado.
Si bien es cierto que Lena Dunham no dulcifica los errores y defectos de sus personajes, tengo la sensación que todo ello se ha acentuado en esta tercera temporada. Son, si aun cabe, más egoístas, egocéntricas... y parece que solo el personaje de Adam haya encontrado la estabilidad viviendo con Hannah.
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