Suele ocurrir que las buenas ideas funcionen solo en papel... o en avances de minuto y medio. Eso es algo que le sucede a The Goldbergs, nueva propuesta de Adam F. Goldberg (Breaking In) para ABC ligeramente inspirada en su propia niñez. El ego del creador, que no dudó en irse corriendo a ora cadena para producir una nueva serie, quizás haya sido el culpable de que a esta comedia le convenga hacer algunos arreglos.
Nadie duda de que la estrella absoluta es Wendi McLendon-Covey, quien se hizo famosa en Bridesmaids y llevaba dos años tratando de encontrar un proyecto televisivo a su altura (de hecho, dejó The Viagra Diaries en HBO cuando su compañera de reparto Goldie Hawn abandonó el proyecto). Altura o no, lo cierto es que McLendon-Covey clava el papel de madre sobreprotectora y excesiva, y el toque ochentero le sienta la mar de bien. Si bien no ha inventado nada, cumple perfectamente con sus funciones y ameniza la serie, aunque con el riesgo de llegar a ser cargante en el futuro.
El problema es que, como le sucedió a The Middle, por mucho que tu personaje principal sea uno, seguimos hablando de una comedia familiar donde todos los personajes deben tener algo que aportar. Es cierto que aqui todos se esfuerzan en demostrar algo, pero les faltan unos cuantos episodios de calentamiento antes de llegar a ello. Jeff Garlin (Curb Your Enthusiasm) lo hace bien como padre cansado de su propia vida y de su familia pero que trata de que todos sean felices, y los hijos son potencialmente divertidos, en especial el hijo mayor interpretado por Troy Gentile, más conocido por ser la versión infantil de Jack Black.
Sí, a The Goldbergs le falta algo, pero como comedia familiar tampoco tiene mucho en lo que mejorar. Los personajes son interesantes y solo necesitan un poco más de ruedo, y lo demás vendrá solo. Esperemos que sepan encontrar tramas interesantes con las que llenar sus episodios y que le den a Wendi McLendon-Covey grandes escenas para que pueda demostrar su gran talento.
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