Otro episodio más en el que Hannah no es la absoluta protagonista, dando paso a otros personajes. Empieza, eso sí, con ella. Con una Hannah caminando por la calle y a la que intuyes que le pasa algo. Por otro lado, Adam se despierta y bebe de un vaso con leche en mal estado. La llama y ella no contesta. Algo le pasa. Al llegar a casa, ya somos totalmente conscientes de cuál es su problema: abre y cierra la puerta ocho veces, saca ocho patatas de una bolsa... Uy, Hannah tiene TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Sus padres andan por Nueva York porque van a asistir a un concierto y conferencia de Judy Collins y quedan con Hannah para cenar. Allí se dan cuenta sus padres de que no está bien: el TOC ha vuelto, a pesar de que Hannah lo niegue, y acaba en la consulta de un psiquiatra (Bob Balaban). He tenido que leer otros artículos para recordar que, en la primera temporada, Marnie hace referencia a que Hannah se masturbaba ocho veces al día cuando iban al instituto, cosa que Hannah le cuenta al psiquiatra. Es más, resulta que Lena Dunham padece dicho trastorno, según contó en la entrevista de Rolling Stone aparecida el pasado mes de febrero.
Adam asiste a una reunión de Alcohólicos Anónimos y nos enteramos que dejó de beber con 17 años (vaya precocidad la suya). Allí conoce a una mujer que le concierta una cita ciegas con su hija, Natalia (Shiri Appleby), y mirad por donde, me gusta la pareja que hacen. Congenian y se sienten relajados y la cena discurre muy bien. Interesante la ventana que se abre para Adam.
Marnie se entera, en un paseo por el parque con Shoshanna y Ray, que Charlie ha vendido una app por un buen dinero, que tiene una oficina y que todo lo va genial. Marcha apresurada a visitarlo, haciéndose la despistada, pero ansiosa por verlo con sus propios ojos. Sí, Charlie se lo confirma y, es más, le explica que esa app la diseñó cuando ella le dejó. De la ruptura surgió su negocio, su futuro. El que estaba perdidísimo resulta haber encontrado su camino. Mientras Marnie continúa deambulando, está frustada. Al volver a casa, después de su trabajo de camarera, habla con Ray, en una escena íntima —en el sentido de dejar aflorar los sentimientos—. Éste le pregunta qué es lo que ella querría hacer con su vida: cantar, le contesta. Y nos canta un fragmento de Don't Know Why, de Norah Jones, y descubrimos que tiene buena voz. ¿Qué hará? Ya os comenté en alguna review anterior que Hannah y Marnie se echan de menos, y creo que el no tenerse en sus vidas las está afectando más de lo que ellas creen.
En ese mismo paseo, cuando Marnie se marcha, Shoshanna se encuentra con Radikha, una amiga a la que hace tiempo que no ve y que la invita a una fiesta en su casa esa misma noche. Shoshanna acepta encantada, pero Ray le dice que no irá, que no le apetece ir a una fiesta universitaria con la edad que tiene. Shoshanna llega a la fiesta y, después de estar un rato, se marcha y se cruza con el portero del edificio, con el que acaba liándose. El conflicto de la edad no es la primera vez que aparece y es cierto que ambos van a dos velocidades, tienen ritmos y aspiraciones diferentes, y la aparición de Radhika ha sido la excusa perfecta para plasmar algo evidente: Shoshanna es joven y necesita de nuevas experiencias.
Además de volver a tratar de mimetizar a Lena y Hannah... ¿de qué sirve plantarle un TOC sin venir a cuento? ¿qué necesidad hay de que este personaje sufra este problema? Me ha confunfido totalmente
ResponderEliminarExactamente no lo sé, pero imagino que el hecho de que ella lo sufra tendrá algo que ver... ¿Para abrir debate sobre los trastornos de ansiedad? O, simplemente, porque está estresada por el tema del libro, de la discusión con Marnie y por la separación de Adam...
ResponderEliminarA mí me ha parecido una muestra de la carencia de continuidad de la serie. Una serie requiere un guión muy estudiado de antemano, y la Dunham hace cada capítulo como le viene en gana. Y a veces ocurren cagadas como estas.
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