El chantaje y las puñaladas por la espalda están de moda últimamente. Y con todo ésto no solo me refiero a los intentos fallidos de Naomi por vengarse de Alex, sino que el triángulo amoroso entre Silver, Navid y Liam subió un nuevo escalón en la competencia. No es que Silver y Liam sean ideales, pero el problema está en Silver y Navid. ¿Es que alguien sigue tragándose ese cuento?
Max me pareció un poco inocente, casi mojigato esta semana. ¿Cómo puede pensar que Alec y Naomi harían las paces sabiendo que entre ellos hay mala sangre? A espaldas de Max, las dos personas más importantes de su vida empezaron a planear sus nuevos movimientos por exterminar al otro. Naomi buscó ayuda de Madison, la ex-prometida de Max, pero el plan no funcionó. Las malas intenciones de Alec se pueden oler desde lejos, y siempre consiguen que Naomi salga siendo malograda.
Mientras tano, Max y Alec tienen problemas más importantes y sí, incluyen a Naomi, pero no del todo. El nuevo novio de Annie es un hacker que logró hacerse con los servicios informáticos de Max y compañía. ¿Cuando aprenderá Annie a meterse con los tipos correctos? Incluso Riley, el muchacho en la silla de ruedas, se tornó hostil al notar su indispensabilidad con Annie, por la cual tiene sentimientos. Sentí un poco de pena por él cuando se quedó solo en la pista de baile.
Finalmente, parece que la relación entre Dixon y Adrianna va de mal en peor. Empezando cuando Ade engañó a Dixon la semana pasada, pero es momento de pasar la página. Dixon se comporta como un imbécil con Ade, y a consecuencia, Ade busca a Taylor para liarse. No quiero especular, y en 90210, nada es tan predecible.
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