USA Network acaba de estrenar esta miniserie de seis episodios protagonizada por Sigourney Weaver, interpretando el personaje de Elaine Barrish Hammond, la cual tiene una inusitada semejanza con Hillary Clinton, a pesar de que Weaver asegura que no se ha basado en ella para construir dicho personaje, sino en otras mucha mujeres que trabajan, la mayoría de ellas, sin ánimo de lucro.
Basándose en ella, o no, la verdad es que la trama nos suena a todos. Nos cuenta la historia de Elaine Barrish, animal político por excelencia que, acompañada por toda su familia (su marido, sus hijos y su madre) se enfrenta a la derrota en unas elecciones primarias ante el otro candidato demócrata, Paul Garcetti (Adrian Pasdar). Ante los electores, todo son sonrisas y buenas maneras, pero al llegar a los despachos vemos cómo se enfrenta esta mujer al fracaso y, tras una conversación con su marido, quien también tiene parecido a Bill Clinton (Ciarán Hinds) —escándalo de faldas, su popularidad...
— le pide el divorcio, y decide colaborar estrechamente con Paul Garcetti, con miras a conseguir una buena posición dentro de su Administración. Una vez ganadas las elecciones, le ofrecen el cargo de Secretaria de Estado, cargo que ostenta en la realidad Hillary Clinton.
Elaine Barrish se ve obligada a aceptar una entrevista con Susan Berg (Carla Gugino)
—la periodista que destapó todo el escándalo sexual de Bud Hammond, y que durante mucho tiempo ha escrito en contra de Elaine— para que no revele el intento de suicido de su hijo, T.J. Hammond (Sebastian Stand), ocurrido meses antes. El trato es que la acompañará durante una semana, cosa que incomoda a Elaine, pero que acepta para poder proteger a su hijo. A su vez, la periodista mantiene una relación con el redactor jefe, quien le juega una mala pasada, y filtra el escándalo a una bloguera del periódico en el que trabaja, de manera que torpedea la escasa relación existente con Elaine. Antes de que el escándalo se destape, consigue asistir a una cena protocolaria en la que se produce el primer encuentro entre Elaine y Bud tras su separación.
Es una semana complicada para el personaje de Weaver porque, a parte de toda la responsabilidad política que conlleva su cargo, también tiene la fiesta de compromiso de su hijo, Douglas Hammond (James Wolk), quien ejerce de mano derecha en el trabajo. Y es que la familia tendrá un peso específico en esta miniserie: la política y la familia, unidas de la mano.
Los diferentes guiños que vamos viendo durante este piloto nos recuerdan, en demasiadas ocasiones, al matrimonio Clinton, como la escena con el diplomático ruso. Ese tipo de relación informal lo inició Bill Clinton. Recordemos el momento del discurso junto al presidente Boris Yeltsin, durante el cual Bill reía las gracias del ruso, lo que supuso una relajación en las relaciones bilaterales. Elaine mantiene también una relación cordial con el diplomático ruso, quien le ayuda, en un momento dado, a arreglar un conflicto internacional.
Le voy a dar una oportunidad a Political Animals. Sin ser, obviamente, El ala oeste de la Casa Blanca —difícil competir con una de las obras cumbre de la ficción política—, y teniendo en cuenta que está dirigida por Greg Berlanti y su tendencia a los culebrones, me ha entretenido y me ha dejado con ganas de ver qué pasará en los próximos episodios. Sigourney Weaver tiene la capacidad de saber interpretar a mujeres de carácter, y el elenco que la acompaña, me invita a acompañarles durante los próximos cinco episodios. Esa es la ventaja de las miniseries: que no te obligan a un compromiso largo, solo durante seis semanas.
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