Eso es lo que, con la llegada masiva de las demás televisiones de cable, se podía atribuir en un primer momento a la cadena norteamericana de pago por excelencia, Home Box Office (HBO). Pero, ¿era eso realmente una amenaza? Cuando uno ostenta en su currículum la creación de series como The Sopranos, Six Feet Under, Oz o The Wire, poco tiene que temer. A pesar de que gigantes como Mad Men, Breaking Bad o Dexter surgan de la competencia una vez inexistente, el estandarte de la buena televisión ya ha sido adjudicado. Si, además, se mantiene un buen nivel anualmente con películas de producción propia que rozan la perfección, como este año ha sido el caso de Game Change, no hay de qué preocuparse. Bienvenido sea el cambio de ciclo.
Pero no ha sido así.
A día de hoy, HBO sigue siendo la madre de la mejor ficción televisiva. Aunque soplan vientos con mucha fuerza desde la cercana Madison Av., la cadena se saca de la manga genialidades como Game of Thrones en plena crisis, y convierte caricaturas de sí misma como True Blood en obras de culto.
Aún cosechando todos estos éxitos, en ocasiones la cadena se autocensura, se autoimpone un cambio de ciclo que, si quisiera, nunca tendría lugar. De este modo, el pasado otoño optaron por cortar de raíz con su trinidad de comedias,
How to Make It in America, Hung y Bored to Death, para dar un nuevo rumbo a las risas de pago. Sí, un cambio de ciclo. Eso es lo que hacen creer a la audiencia, y ésta responde del modo deseado. Y es que tras esta cortina de humo aparece Girls, serie creada y protagonizada por una joven hipster neoyorkina que ha consumido demasiado cine de Woody Allen, y nosotros nos creemos y proclamamos a bombo y platillo que la HBO "vuelve a sorprendernos". Sí, porque las miserias de jóvenes intentando forjarse una vida en Nueva York es algo que jamás hemos visto en pantalla y no es para nada la misma base argumental de El Padrino II, además de que se distancia muchísimo de la difunta How to Make It in America, sacrificada, recordemos, por no encajar en los nuevos cambios de aires de la cadena. La opinión de la crítica no difiere mucho del de los seriéfilos (aquí mismo podéis leer diversos artículos de la serie en cuestión con opiniones muy favorables).
¿Qué pretenden con esto los directivos de la cadena? Jugar con el denominado hype.
Un hype autoforjado en décadas en las que la gente no estaba acostumbrada a ver violencia explícita ni a mujeres hablando de sexo en su televisor, y donde el arriesgar más que nadie les aportó fortuna. Ahora, toca vivir de rentas.
El batacazo de Luck les enseñó que no es momento de experimentar con argumentos peliagudos —las malas lenguas también afirman que la compleja Big Love podría haberse prolongado más de no ser por las fuertes presiones ejercidas desde ciertos sectores de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días—, sino de tomarse la vida —creativa— con calma. Da igual que cada fotograma de cada capítulo de Mad Men merezca una exposición en una galería de arte; los vampiros de Bon Temps disfrutan de unas de las mejores audiencias del cable, máxima generadora del susodicho hype.
¿Significa esto que el uso de la materia gris está disminuyendo en esta cadena? Ni mucho menos. Simplemente se ha trasladado a otro sector. Su fin de ciclo —el de la hegemonía de las series excelentes, su apuesta por el riesgo— ha sido seguido por un ciclo centrado en la brillantez empresarial. Mientras hace cinco años aplaudíamos emocionados como niños ante las redondas campañas de publicidad y marketing de la nueva serie de Alan Ball, ahora nos arrodillamos ante Girls, una serie efectiva, sí, pero mediocre también, a pesar de que somos plenamente conscientes de que la hubiéramos ignorado por completo de estar en una televisión en abierto. ¿Y por qué lo hacemos? Porque hemos entrado en el nuevo ciclo de la cadena. Su primer acierto: hacer que creamos como nuestras las palabras de su famoso eslogan:
It's not TV, is HBO.
Muy buen articulo...de verdad. HBO sigue siendo "lo mas", pero sus series han cambiado mucho. Game of Thrones es buena pero muy inflada por el hype. La calidad, sobriedad y clase que marcaban las antiguas series de la HBO no se ve en estas series. Están bien hechas, pero no son obras maestras.
ResponderEliminarEs ver la foto de la entrada y mil sensaciones me recorren.
Creo que es más bien una mezcla para atrapar a otro tipo de publico. Te olvidas de Boardwalk Empire que me parece una excelente serie y pura HBO.
ResponderEliminarCreo que el ciclo, como dices, ha cambiado. Ya no es 2004, cuando en la HBO convivían The Wire, SFU, Deadwood, Carnivàle o The Sopranos (y pululaban por ahí otras como Entourage, Sex and the City, Angels in America... qué año), pero creo que el modelo sigue siendo el mismo: explotar la calidad. La diferencia es que ahora se puede permitir otros movimientos y hacer ciertas concesiones, buscar la aprobación de las masas y no solo de la crítica. Vivir de las rentas, como dices, me parece una definición muy apropiada.
ResponderEliminarPero en el fondo sigue buscando lo mismo: tenemos Luck (cancelada), Boardwalk Empire (como bien apunta el compañero), Tremé y se acaba de estrenar The Newsroom, todas ellas de grandes escritores. Por supuesto, también tenemos series que a primera vista no encajan con el modelo HBO pero son las concesiones que se puede permitir la cadena. Y las series de este segundo grupo funcionan con el hype, claramente, pero quiero creer que a pesar de tener una factura menos cuidada siguen teniendo esa imagen de marca que tanto se busca.
Como bien comentáis, me dejo Boardwalk Empire, que a simple vista sí que parece tener el estilo de antaño de la HBO, pero como no la he visto, he preferido no opinar.
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