Quedan cinco
episodios para el final de temporada, y no voy a mentir, la serie va de mal en
peor. Los intentos fallidos de gracia se quedan en eso en un intento, además no
podemos dejar de comprobar que cada día utilizan un humor más tonto o infantil
(como prefiráis llamarlo). Con estos episodios dan ganas de dejar la serie a un
lado, y eso con el fin de temporada tan cercano, corre más riego del que ya
tiene de ser cancelada. ¿Vosotros qué pensáis?.
Esta semana
volvemos a tener tres historias diferentes; la principal como viene siendo
normal (que para eso es la protagonista) se centra en Jules. Tener que lidiar
con Holly (la madre de la hija de Grayson) es algo que le supera, y más cuando
no sólo tiene que aguantar a Grayson decir que es buena chica, sino que ahora
su hijo cree estar enamorándose de ella, incluso les pilla en una situación
bastante incómoda para cualquier hijo. Pero Travis termina haciéndole ver que
Holly es solo una versión joven de ella misma, y decide darle una oportunidad.
Luego
tenemos a Andy, Jules le ha convencido para presentarse a alcalde ya que le
deniegan su boda en la playa. La verdad es que la idea le hace demasiada
ilusión, pero Ellie, como siempre, se niega a que su marido sea alcalde porque
no quiere sociabilizarse con la gente como debería de hacer. Finalmente, Ellie
entra en razón y deja que su marido intente ser alcalde. Para finalizar,
tenemos a Bobby que mete la pata en la tienda de pasteles de Laurie, hace un
comentario racista hacia un asiático sin maldad alguna. Laurie le hace ver que
está mal y terminan haciendo una reunión para demostrar que todos son iguales.
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