Tras una semana de parón , y con esa promo que nos había dejado con la miel en los labios, vuelve Castle con un capítulo redondo, totalmente perfecto, que combina el presente con las divertidas historias de detectives de los años 40. Y no sólo eso, sino que son los mismos protagonistas lo que protagonizan este cruce de historias paralelas entre lo ocurrido hace sesenta años y el caso que se investiga esta semana.
No es la primera vez que una serie hace un capítulo diferente y original, alejándose un poco de la trama central por puro divertimiento, como pueden ser Betty Brown en Fringe o Triangle en The X Files.
De este modo, el capítulo comienza con el asesinato de Stan Banks, cuyo cadáver es encontrado en uno de los bares más famosos de Nueva York en la década de los 40. Junto a sus pertenencias, Castle encuentra el diario de un viejo detective privado que trabajaba en aquella época. Así se nos presentan las dos líneas temporales y los personajes que cada uno de ellos protagonizan en este increíble capítulo. Y como no podía ser de otra manera Castle interpreta al más puro estilo de las novelas de Dashiell Hammett, al dueño del diario, un detective privado bastante dado a la bebida cuya vida cambia completamente al aceptar el caso de encontrar a la bellísima Vera Mulqueen, la detective Beckett.
Evidentemente, Joe Flynn y Vera Mulqueen se enamoran y deciden escapar juntos llevándose con ellos a "La mariposa azul", el conocido collar de diamantes azules que da título al capítulo. Y esa es la misma razón por la que Stan fue asesinado. El collar llevaba desaparecido más de cincuenta años y Stan había reunido todo lo que tenía con el fin de encontrarlo, aunque no viviera para contarlo.
La trama va avanzando poco a poco entre los años cuarenta y el presente, mientras se van aclarando todas las incógnitas que se habían planteado a lo largo del capítulo. Pero, ¿qué sería una buena historia de detectives sin un giro de 180 grados? Y es aquí cuando el capítulo se vuelve perfecto. Porque no sólo no cae en la torpeza de escribir una salida fácil para una entrada tan gloriosa, sino que ambas historias se van entrelazando de manera tan precisa que el capítulo acaba con un final totalmente perfecto.
En resumidas cuentas, un capítulo divertido, original, que rompe con la monotonía de la serie y sorprende con una historia bien contada, bien ambientada y con una banda sonora de lujo. Además, ¿acaso no teníamos ganas de ver a Beckett en los brazos de Castle? Aunque sea en un pasado totalmente ficticio.
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