Una semana más, Castle vuelve para amenizar la noche del lunes americana. Y lo hace con un capítulo divertido, de esos que te sacan más de una carcajada, dejando un poco de lado la trama del capítulo anterior y retomando la vena cómica del escritor y compañía. De este modo, volvemos a tener miraditas y comentarios con doble sentido por parte de la pareja protagonista, que en este capítulo, se disputan la custodia de un precioso perro llamado Royal.
El capítulo empieza con la muerte de un juez de concursos de belleza para perros, cuya vida estaba totalmente entregada a la cría y comprensión del mencionado animal. Tal era la obsesión, que incluso tenía un psicólogo para su mascota. Rápidamente, se descubre la posible participación de Francisco, la víctima, en temas de sobornos en los concursos que implican a una archifamosa de un reality show: Kay Capuccio.
Espósito no puede evitar sentirse atraído por Kay, que se nos presenta como una mujer rica, cuya máxima aspiración es irse de compras y salir de fiesta, y que no hace demasiada gala de su inteligencia. Aún así, en un momento del capítulo se deja entrever que quizás Kay no sea tan tonta como parezca, a pesar de que no haga nada para cambiar su desdichada posición. Además, puede que la prima hermana de Paris Hilton (¡hasta comparten perro en común!) sea la culpable del asesinato de Francisco.
Por otro lado, Castle y Beckett caen rendidos a los pies de Royal. Y es que el perro es tan cariñoso que los dos quieren adoptarlo. Para arreglarlo, optan por la “custodia compartida” del animal y gracias a ello se nos brinda una escena de la pareja bastante curiosa y que nos deja con ganas de más a los fans.
Pero el capítulo avanza, y lo que parecían sobornos se convierte en un asunto de drogas bastante serio. Y es que la víctima estaba participando en el amaestramiento de perros para las aduanas americanas, con el fin de frenar el narcotráfico procedente de Sudamérica, y parece que alguien le estaba espiando. ¿Será Kay tan tonta como parecía?
En definitiva, un capítulo entretenido, con ciertos momentos hilarantes y que te hace olvidar un poco la carga dramática y seria del capítulo anterior. Y otro acercamiento por parte de Castle y Beckett, y es que, por una parte, estamos deseando que los dos se griten lo que sienten el uno por el otro.
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¡Que se líen ya!
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