Damon recibe la llamada de Katherine, evidentemente intenta estar lo más lejos posible de Klaus y Stefan ya que ambos la desean lo peor, y por eso, Katherine le dice dónde están ahora: Chicago. Un sitio donde Stefan antiguamente fue llamado ‘el destripador de Chicago’, cosa que no se enorgullece de recordar. Vuelven a Chicago para hablar con la bruja a la que Klaus le da toda su confianza.
Caroline sigue encadenada en esa mazmorra bajo el control de su padre. Mientras su padre suelta verbena en el conducto de ventilación, le exige la razón por la que puede andar bajo el sol. Una vez le quita el anillo que se lo permite, Bill deja pasar la luz solar torturando a su hija. Damon, de camino a Chicago, le da a Elena el diario de Stefan de 1922. Klaus y Stefan se dirigen a un bar que el segundo solía frecuentar, la que era cantante es la bruja tan querida por Klaus. Una vez en el bar, Gloria (la bruja) le comenta que evidentemente cometió un fallo, y lo mejor será contactar con el espíritu de la bruja original, pero necesitará la ayuda de una tal Rebekah. A todo esto, Stefan descubre en el bar algo de lo que no se acuerda, una foto de él y Klaus juntos en 1922.
Bill quiere que su hija asocie el ser vampiro con dolor, así el día de mañana podrá reprimir los instintos vampíricos. Damon lleva a Elena a la casa donde Stefan vivía en 1922, y le enseña un escondite secreto donde guardaba sus provisiones de sangre, además de una lista interminable, grabada en la pared, de los nombres de sus víctimas. Stefan le pide explicaciones a Klaus de por qué se conocían y él no lo recuerda. Parece ser que Stefan ligó con una vampiresa llamada Rebekah, que es nada más y nada menos que la hermana de Klaus, otra original. Klaus y Stefan van a unos almacenes donde hay varios ataúdes, y entre ellos se encuentra el de Rebekah con una daga clavada en el corazón, Klaus se la quita y le dice al de seguridad que le diga cuando despierte que vaya al bar de Gloria.
Stefan no se acuerda de muchas cosas, y Klaus le lleva a su antiguo piso para enseñarle esa lista tan larga de nombres. Lo que no se esperan es que Elena, que se quedó allí mientras Damon iba al bar de Gloria, estuviese escondida en el escondite secreto de Stefan, y por primera vez desde que Stefan se fue con Klaus y sin que este lo sepa, Elena y Stefan se encuentran cara a cara. Bill le confiesa a su hija que le tortura para que pueda superar sus impulsos y así no tener que matarla. Tyler le cuenta a la madre de Caroline lo sucedido y ambos juntos van a salvarla.
Klaus le explica a Stefan el por qué no recuerda nada. Esa noche hubo una redada anti vampírica en el bar de Gloria y Klaus le hizo olvidar para mantener a Rebekah y a si mismo a salvo. Damon entra en el bar y hace señas a Stefan para hablar con él, Elena no parará hasta que no vuelva a ser el de antes, pero Stefan le urge para que se vaya ya que está a escasos minutos de que Klaus sepa que ella está viva. Mientras Damon distrae a Klaus en una pelea que gracias a Gloria no termina con uno de nuestros vampiros favoritos, Stefan le deja claro a Elena que no quiere volver a saber nada de ella, que no la quiere.
Esa noche de 1922, Rebekah esperaba la llegada de Stefan, pero como Klaus le había hecho olvidar no apareció. Klaus le dio a elegir entre él y Stefan, y Rebekah eligió a Stefan, así que Klaus le clavó el puñal hasta el día de hoy. Una vez despierta, Klaus le devuelve la memoria a Stefan y le dice que según Gloria, ella tiene lo necesario para contactar con la bruja original: un colgante. Ese colgante lo perdió en la redada que hubo en 1922, y que ahora lo tiene Elena alrededor de su cuello.
Buen episodio aunque ha habido demasiado flashback. En este episodio hemos podido ver nuevos personajes, entre ellos a Rebekah (Claire Holt, Pretty Little Liars). Lo bueno es que hemos podido volver a ver a Katherine, aunque sea una arpía se le echaba bastante de menos. Lo peor sigue siendo el papel de malo que está teniendo Stefan.
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