Voy a empezar por el final y decir que la media hora escasa que dura el piloto me ha sabido a poco y no me ha permitido hacerme una idea precisa sobre la serie. Me gusta lo que he visto por ahora, pero los personajes y sus circunstancias tienen tantos matices aún desconocidos para el espectador, que es imposible imaginar todo lo que pueden dar de sí.
Tig Notaro, cómica conocida principalmente por sus monólogos, hace gala de su más oscuro humor, ese que se hace sobre temas sobre los que a priori no deberíamos reírnos y que, justamente por ello, resultan los más graciosos. La actriz, que sufrió una doble mastectomía a causa de un cáncer, ha dedicado varios monólogos al sufrimiento padecido durante el tratamiento e incluso haciendo chistes sobre la pérdida de sus pechos.
Para que os hagáis una idea, en uno de ellos dice “hace unos meses me cortaron los dos pechos. Mis tetas ya eran de por sí muy pequeñas. Tanto, que durante años solía hacer chistes sobre ellas. He empezado a pensar que quizás mis tetas se cansaron de oírlos y pensaron ¿sabes qué? estamos cansadas de esto, matémosla”.
Ese tono de desgana y pesimismo que utiliza en sus monólogos, el de alguien que bromea sobre temas tabú y sabe que no puede hacerlo con una sonrisa de oreja a oreja, ese humor que nace de las propias vivencias, lo encontramos también en la serie que es, además, semiautobiográfica. En ella, Tig retorna a su pueblo natal en Mississippi para acompañar a su madre en sus últimos instantes de vida. La actriz se enfrenta, por una parte, a la pérdida de un ser querido, y no uno cualquiera, su madre. Por otra, al reencuentro con la casa familiar, su hermano y su padrastro, que tiene la sensibilidad de un cactus.
En medio de todo este drama entra en escena la novia de Tig, que vuela desde Los Ángeles para acompañarla en tan duros momentos. No faltan los chistes sobre la muerte, sobre el hijo mestizo del padre de Tig y, cómo no, del cáncer que padece la protagonista y del cual aún se encuentra convaleciente en la serie.
A pesar del humor con el que parece afrontar la situación, Tig está muy afectada, como es lógico, por la muerte de su madre. Y, mientras que el padrastro sólo piensa en repartir los enseres y seguir adelante, ella siente que no puede volver tan rápido a su día a día. Necesita asimilar todo lo que le está sucediendo y, qué mejor forma de hacerlo, que en la casa de su infancia, con su familia y rodeada de los objetos de su madre.
Y a partir de ahí es donde empezaremos a conocerla realmente, o eso espero. Este capítulo ha servido de presentación de los personajes y ahora es cuando vamos a tener la oportunidad de meternos dentro de ellos.
Mientras veía el episodio, no podía dejar de pensar en la ya desaparecida Getting On. Aunque ni las tramas ni los personajes tengan nada que ver, son muy similares. En el tono, la estética, el pesimismo, en el humor sobre los temas prohibidos y en la continua presencia de la muerte. Por ahora el piloto me ha dejado con ganas de más. Se nota también la mano de Louis C.K., productor de la serie, y fan de Notaro desde que la escuchara hablar del sufrimiento de su tratamiento con tanto humor. En los cinco episodios que le restan a la temporada espero poder acercarme un poco más a Tig, conocerla e incluso comprender el origen de ese humor tan amargo al tiempo que veraz.
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