Es pronto para calificar Snowfall como una gran serie. Aún no tenemos elementos suficientes para hacerlo, pero lo que está claro es que el piloto sienta unas bases sólidas y nos deja con ganas de más. La nueva serie de la cadena norteamericana FX nos traslada a Los Angeles de 1983 en plena explosión de la cocaína. Y es precisamente esta droga el hilo conductor de la serie, el punto común entre las diferentes historias que se presentan, lo que une a ricos y pobres y la que permite a los segundos acceder, aunque sea de manera efímera y con cierta distancia, al mundo de los primeros.
Si se le puede sacar una primera pega a la serie es que sea demasiado coral. Nos encontramos con varios personajes y, aunque la historia del joven Franklin y su incursión en el mundo de la droga se perfila como la historia principal, se nos muestran tres tramas bastantes complejas que hacen que el espectador tenga que poner los cinco sentidos durante el visionado. No son historias totalmente independientes y, a medida que avanza el episodio, vamos descubriendo el nexo entre unos personajes y otros poniendo sobre la mesa una intriga lo suficientemente fuerte como para generar un interés en el espectador.
En este primer episodio vemos, por una parte, a Franklin, interpretado por un prácticamente desconocido y muy prometedor Damson Idris, un joven afroamericano de clase baja que ve en el tráfico de cocaína una oportunidad de ganarse la vida. La otra cara de la moneda es la de los consumidores. Jóvenes blancos y ricos que viven rodeados de excesos, mujeres y fiestas en las que no puede faltar ese polvo blanco tan apreciado y que en ese momento es toda una novedad. Y en ese contexto encontramos a Teddy McDonald (Carter Hudson, The NIght Of), un agente de la CIA a cargo de una operación de narcotráfico que tendrá que ocuparse de la investigación de la muerte de un compañero durante una de estas fiestas. La tercera trama, la menos explotada, es la del luchador de wrestling en horas bajas conocido como El Oso (Sergio Peris-Mencheta, Isabel, Al Salir de Clase), ídolo de Franklin y del que por ahora conocemos pocos detalles, aunque a juzgar por lo que sucede al final del episodio, irá adquiriendo más peso en la historia.
Snowfall está lejos de ser el clásico entretenimiento ligero de verano. Es una serie con unas tramas con mucho potencial que pueden fácilmente evolucionar e ir creciendo junto con los personajes a lo largo de la temporada. Narrativamente es lenta, en ocasiones incluso un poco confusa, se nos presentan muchos elementos y los creadores se toman el tiempo de hacerlo bien. No hay prisa, es importante que conozcamos bien los personajes y su entorno, que seamos capaces de impregnarnos de la atmósfera que reinaba en Los Angeles durante ese verano de 1983. Es el retrato de una época y una generación, pero también de una ciudad, del contraste de sus barrios y de sus habitantes. En lo que sobresale la serie, además de visualmente, es en la banda sonora. Una excelente selección, no sólo de los temas, sino del cómo y el cuándo se utilizan, que consigue que el espectador se sienta aún más parte de la historia.
Ahora sólo nos queda esperar y ver cómo evolucionan las tres tramas propuestas, si son capaces de mantener la intriga y el ritmo sin perderse y sin hacer que el espectador se sienta perdido, si mantiene el nivel de este primer episodio y si las vacaciones estivales y las olas de calor no hacen que huyamos en busca de productos más ligeros.
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