He perdido la cuenta de todas las veces que los he visto. Quizás me he venido arriba diciendo que son los mejores, ya que es una cuestión de gustos. En todo caso son mis favoritos. Esos que veo cuando vuelvo a casa tras un día de mierda en el trabajo, cuando estoy triste, cuando estoy contenta o simplemente porque echo de menos a Rachel, Ross y compañía.
Recuerdo haber seguido la serie a diario en en la época en la que las series se veían en la tele, he visto episodios aleatorios en la televisión francesa, visto todas las temporadas enteras dos veces y, ahora que Netflix la ha incluido en su catálogo, no descarto darle un repaso. Y sí, he vuelto a ver los cinco episodios para escribir este post. Pocas series pueden presumir de estar entre las favoritas de tres generaciones distintas, que veinte años después de su estreno sigan atrayendo nuevos fans y que el paso del tiempo no haya hecho mella en ellas, más allá de los peinados o las camisas de las primeras temporadas. Sin más dilación, aquí van mis cinco episodios favoritos de Friends.
1. El del armadillo navideño (7x10)
Qué complejo puede ser educar a un hijo cuando los padres son de confesiones diferentes y encima están separados. Si no que se lo digan a Ross, que ve descorazonado como su hijo, obnubilado por Papá Noel, no muestra ningún tipo de interés por las costumbres judías. Qué mejor que un disfraz de armadillo, uno de Superman y otro de Papa Noel para que el niño no se haga líos y explicarle bien en qué consiste Hannukah, ¿no?
2. El de los Kips (5x05)
Personalmente, los episodios en los que Chandler y Monica empiezan a salir juntos y tienen que hacerlo a escondidas porque nadie lo sabe son los más graciosos. Podría ponerlos todos, desde la boda de Ross en Londres (por la boda en sí y el mítico momento de equivocarse de nombre) a los besos en la boca a todo el mundo de Chandler para que a nadie le parezca raro que haya besado a Monica. He elegido el del viaje por la locura de la Geller, por la primera discusión y, sobre todo, por la cara de Joey al atar cabos y descubrir que sus amigos salen juntos.
3. El de cuando Chandler no recuerda qué hermana era (3x11)
Si algo puede poner en peligro la amistad entre dos hombres es una mujer, más aún si esa mujer es la hermana de uno de ellos. Joey invita al cumpleaños de Chandler a sus siete hermanas (sí, siete). Para el "pobre" Chandler todas son iguales y es incapaz de recordar con cuál se ha acostado. Aconsejado por Ross, decide ir a la casa familiar para cortar con ella, pero las cosas nunca salen como uno quiere y se ve envuelto en una cena con las siete mujeres, Joey y su abuela. La confusión de Chandler unida a las ganas de ligar de todas las Tribbiani hacen que la cena se convierta en una genial comedia de enredo.
4. El de todas las promesas (5x11)
Qué capacidad tiene Ross para meterse en situaciones improbables. Siempre. Si algo hemos aprendido de este episodio es que es mejor no llevar un pantalón de cuero a una cita, no sea que haga calor, necesites ir al baño y luego no puedas volver a ponértelo. La angustia de Ross en el cuarto de baño es, sin duda alguna, de los mejores momentos que nos ha dejado esta serie. Otra cosa que aprendió Ross de las citas es que hay que tener cuidado con el blanqueamiento dental, pero eso vendría unos cuantos episodios después.
5. El del detergente de lavandería germano-oriental (1x05)
Ross y Rachel, Rachel y Ross. Su relación, sus rupturas y sus pausas han sido uno de los hilos conductores a lo largo de las diez temporadas. Y en la lavandería empezó todo. Con la discusión por el carro, Rachel montada en él y el beso que ahora todas esperamos cuando ponemos una lavadora. Ah, y el golpe de Ross, que él no necesita una cita para ponerse nervioso y liarla parda.
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