Rhonda tiene una crisis de fe y yo estoy a punto de tener otra. Recordemos que habíamos dejado a la buena mujer agonizando después de que la loca de Anika cortocircuitara por culpa de los celos y la empujara por las escaleras en medio de la noche. Al margen de que el doble de cuerpo sea un señor con unas espaldas de lanzador de jabalina, no puedo dejar pasar por alto la brillante interpretación de la que fuimos testigos. Rhonda tenía su primer minuto de gloria después de mucho tiempo (posiblemente fuera el primero, simple y llanamente), y decidió dejarnos a todos con la boca abierta. Y no para bien.
Que te estás muriendo desangrada, hija de mi vida. Que tienes un bombo de siete meses y reptas como si tal cosa, apretando bien ahí la barriga, no sea que el niño estuviera vivo y hubiera que rematarlo. Y claro, arrastrarse ese escaso medio metro (que le cundió como el campo de fútbol de Oliver y Benji) para atrapar el teléfono y descubrir que había corrido peor suerte que ella y no había sobrevivido a la caída. Siempre se van los mejores. Y entonces llegó el momento cumbre, se veía el pánico en sus ojos: no iba a sobrevivir y se aferró a lo único que le quedaba: Dios. Le pidió morir a cambio de salvar a su hijo. Yo también pensaba “Señor, llévatela que no la necesitamos”. Pero nada oye, que tiene cuerda para rato.
Y, claro, pasado el susto y viendo que el niño no superó la caída, ha dejado de creer en Dios. Que no es que no exista, Rhonda, mujer, es que tiene mucho que hacer. Están las líneas saturadas y no puede atender a todo el mundo. Pero para compensar el lapsus, ha decidido enviarle mensajes a Andre en los que le cuenta que su mujer no se cayó, la empujaron. Y sí, antes de que me lo preguntéis ya os lo digo yo: se está tomando sus pastillas. Me gusta imaginar que es Gila el que le manda las pistas, en plan “alguien ha empujado a alguien”, “empieza por A y termina por nika” y así todo el rato.
Mientras tanto, Anika campa a sus anchas, tanto que sigue estando tan ausente como lo estuvo al principio de la temporada. Pero Empire se ha vuelto tan culebrón venezolano que todos sabemos que, tarde o temprano, la verdad saldrá a la luz y correrán ríos de sangre.
Mientras esto ocurre, hablemos de Empire Enterprises. En el último episodio antes del parón veíamos que Mimi daba el golpe de Estado que todos estábamos esperando con ayuda de Hakeem, que tiene un rencor eterno a su padre, entre otras cosas por lo que pasó con Camilla, que ahora es lesbiana y está casada con Mimi. Sí, habéis leído bien. Hakeem, que es un niñato con una hostia muy grande encima, se ha convertido en el nuevo presidente de la discográfica. ¿Cómo se os queda el cuerpo? Menos mal que Cookie lo ata en corto y le ha obligado a contar con toda la familia, a excepción de Lucious, en el equipo directivo. Espero que sepan controlar a la bestia antes de que se cargue la empresa.
Pero no os creáis que la cosa queda ahí. A Hakeem hacerse el guay delante de la prensa y los empleados le deja mucho tiempo libre, al menos el suficiente para desvirgar a Laura, prometerle amor eterno y engañarla con Camilla, con la que sigue habiendo una tensión sexual irremediable. Y que no es que Hakeem sea malo ni quiera engañar a su novia, no, es que Camilla lo tiene cogido por los machos y si quiere mantener su puesto de presidente tiene que empezar por satisfacerla a ella.
Como os imaginaréis, Lucious no va a quedarse de brazos cruzados y sabe por dónde empezar a matar para recuperar lo que es suyo. A mí el final del último episodio me ha dejado en un sinvivir. He pasado de admirar a la zorra de Camilla, que reconoce sin tapujos que está con Mimi por interés y que espera como agua de mayo que el cáncer se la lleve por delante, a no saber si volveré a verla con vida. Espero que eso que se tomara fuera un chupito de tequila y nada más.
No me he olvidado del resto de la familia, no. Hamal sigue igual de moñas que siempre: que si dedicándole canciones a Andre, que si intentando atacar a su padre con una nueva canción… Pero por muy machito que quiera ponerse es un oso amoroso, las cosas como son. Por su parte, Cookie está bastante calmada para lo que es ella. Aunque bastante trabajo tiene la mujer con consolar a Lucious (que vuelvan juntos, por favor), mantener a Hakeem a raya e intentar que las cosas no se desmadren en la compañía. Sea como fuere, sigue siendo la mejor. Ansío ver su reacción cuando se entere de todo lo que esconde Anika. ¿La matará? Se abren las apuestas.
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