HBO y la mágica unión de Martin Scorsese (Taxi Driver, El Lobo de Wall Street), Terence Winter (Los Soprano, Boardwalk Empire) y Mick Jagger. Sólo con estos datos ya sabía que iba a gustarme sin necesidad de haber visto el piloto. Y qué maravilla poder decir que, vistos los dos primeros episodios, no me gusta, me encanta.
Vinyl es una oda a la música que
nos transporta al Nueva York de los años 70, al seno de una discográfica al
borde de la quiebra que necesita encontrar nuevos grupos urgentemente y en la que
las rayas de cocaína forman parte del decorado y los gritos, los puñetazos y
los objetos voladores protagonizan cada reunión de socios.
A la cabeza de todo este caos
está Richie Finestra, interpretado por un inmenso Bobby Cannavale (Nurse
Jackie), un ejecutivo que lucha por sacar adelante a la compañía, pero cuya
adicción a las drogas le hace vivir en una realidad paralela. No hay más que
ver la escena en la que resurge de entre los escombros cual increíble Hulk y
vaga por las calles cubierto de polvo sin terminar de ser consciente de que se
le ha caído un edificio encima. Totalmente pasado de rosca paga su ira con sus
subordinados a los que despide sin miramientos a la mínima objeción.
Un ambiente de locos que parece
que se calma cuando vuelve a casa. Y no porque sea un padre ejemplar, sino
porque su esposa Devon (Olivia Wilde) tiene más paciencia que un santo y traga
con todo con tal de mantener a la familia unida. Si es un poco lista, que
parece que lo es, esta situación no debería prolongarse demasiado en el tiempo.
Como no podía ser de otra
manera, la música es la clave de todo. En unos años convulsos, de experimentación
y locura, el punk, la música disco, el hip hop y, como no, el rock’n’roll, acompañan
a los personajes en todo momento, enfatizan sus pensamientos y se convierten en
protagonistas indiscutibles: Velvet Underground, Led Zeppelin, David Bowie,
Janis Joplin…imposible no dejarse arrastrar por los acordes siempre presentes,
aunque sea de fondo, mover los brazos al ritmo de la música y bailar con Richie
mientras el mundo tiembla bajo sus pies.
Magistral como siempre Scorsese,
encargado de dirigir el piloto de dos horas, que deberá marcar las líneas de
acción de la temporada. Veremos si el resto de directores son capaces de
mantener el ritmo del genio, aunque de momento esa atmósfera que atrapa, un
guión sólido y unas interpretaciones más que notables le han valido la
renovación para una segunda temporada, a pesar de los pobres datos de audiencia
de su estreno.
Poco a poco y a medida que
avanzan los episodios, iremos descubriendo lo que rodea a los personajes, no
sólo al matrimonio Finestra, sino al resto de socios: Maury Gold (Paul-Ben
Victor), Scott Leavitt (P. J. Byrne), Julien Silver (Max Casella), Zak Yankovich
(Ray Romano) o mi favorita, la gran Jamie Vine (Juno Temple) una asistente con
aspiraciones de cazatalentos que dará lo mejor de si misma para hacerse un
hueco entre los grandes de la compañía.
A mí ya me han cautivado, ¿qué os ha parecido a vosotros?
COMENTARIOS