Producida, entre otros, por los inseparables a la vez que omnipresentes Brad Falchuk y Ryan Murphy (Glee, Scream Queens), American Crime Story pretende acercarnos a juicios populares en Estados Unidos, y para su primera temporada ha elegido el del mediático O.J. Simpson, acusado de matar a su ex mujer y a un camarero que pasaba por allí, y que hizo honor al dicho “estar en el lugar equivocado en el momento equivocado”.
Que conste en acta desde ya mismo que el piloto me ha gustado y pienso seguir viéndola, pero eso no quita que pueda hacer un par de comentarios de esto y de lo otro, que aquí no hemos venido a ser amables.
Llevamos meses oyendo hablar de esta serie y en las últimas semanas no han parado de bombardearnos con fotos promocionales para despertarnos el gusanillo. Y lo han conseguido. Como cabezas de cartel tenemos a Cuba Gooding Jr, (que tiene un Oscar y seguro que no sabéis decirme por qué película sin tirar de Google), Sarah Paulson (American Horror Story), David Schwimmer (Friends) y John Travolta (Grease). Y aquí empiezan mis comentarios.
Hablemos de las pintas del amigo Travolta. Ha traspasado la delgada línea que separa “hacerse unos arreglitos” de parecer una muñeca pepona. Con todos mis respetos a las muñecas. Vale, eso no es nuevo. Pero es que le sumamos los cejotes y que habla que parece un muñeco de José Luis Moreno (supongo que imitando a Robert Shapiro, al abogado al que interpreta) y es que no hay por dónde cogerlo.
Podría hablar largo y tendido de la peluca de la Paulson. Pero no me da la gana, porque a mi ella me encanta se ponga como se ponga, y punto. No es la única cara habitual del universo Murphy, también hemos podido ver, aunque un poquito más de pasada a Connie Britton, que es una mujer que encima de tener un pelazo, lo mismo canta country que come entrañas, lo que se llama una actriz polifacética, vaya.
Y pasemos ahora, por favor, al robaplanos oficial. Sí, David Schwimmer is in the house, amigos. Ese mechón blanco en el pelo le quita la poca seriedad que pudiera haberle dejado Friends. O sea, ninguna. Que interprete a Robert Kardashian no está ni bien, ni mal, sino todo lo contrario. Pero poneos en mi lugar e imaginad por un instante que fuera el padre de Kim Kardashian. Exacto. David nunca hubiera criado a esa panda de mamarrachas. Nunca.
Dejando a un lado a los cuatro magníficos, del primer episodio destaca el descubrimiento del crimen, con escenas más próximas a Angie Tribeca que a CSI, para que os hagáis una idea. O.J. Simpson tiene dinero y buenos abogados así que nos podemos imaginar cómo va a desarrollarse el juicio. Bueno, eso y que todos sabemos ya cómo acabó.
El sello de Murphy es más que evidente, así que ahora solo nos queda esperar que la temporada aguante el ritmo y no nos castigue con las montañas rusas en las que alterna éxtasis y tedio sin ningún tipo de vergüenza. Cruzamos los dedos.
COMENTARIOS