El episodio de la semana pasada nos dejaba con una Cookie feliz por haber encontrado un nuevo local en el que crear el cuartel general de Lyon Dynasty, y con un Lucious igual de contento tras el anuncio de su puesta en libertad. ¿Siguen siendo todos igual de felices una semana después? Claro que no.
Welcome home Lucious
Tras su esperada salida de prisión, Lucious no ha tardado ni medio segundo en ponerse manos a la obra para reflotar su empresa. No ha pagado su pena, pero no importa, le necesitamos fuera para que la guerra sea en igualdad de condiciones. El anuncio de su vuelta a la dirección de la discográfica nos ha dejado una cena familiar en la que la tensión estaba tan presente que tenía silla propia. Nadie está dispuesto a ceder ni a perdonar, por lo que el drama está servido.
La vuelta del jefe ha sido un golpe de realidad para Jamal, que al fin ha visto con sus propios ojos lo que todos veíamos desde el principio: ha sido un simple peón del juego durante todo este tiempo, y su carrera musical no es ni será una prioridad para su padre. Cookie será todo lo chabacana que quiera, pero siempre ha luchado por él y su carrera, tal y como le ha reconocido a su padre. Aún así, decide seguir siendo su perrito faldero, qué gran error.
Lucious quiere caras nuevas y cree que Freda, a la que conocimos en prisión cuando visitaba a su padre, Frank Gathers, tiene todo lo necesario para convertirse en una cantante de éxito. Por supuesto Freda es una rebelde sin causa, o con ella, que ha crecido en un barrio marginal, está acostumbrada a buscarse la vida y no está dispuesta a ponerse a las órdenes de nadie. Lucious no va a abandonar tan fácilmente y presiento que la visita que ha hecho al solar en el que la chica organiza batallas de rap no será la única y que, por supuesto, esto acabará acarreándole problemas con la policía.
El Leviticus ha sido de nuevo escenario de una espectacular fiesta de bienvenida, con gran actuación de Jamal, acompañado esta vez por Pitbull y boicoteada, como no, por Cookie y Hakeem que aprovechan para tener su minuto de gloria y promocionar su empresa. Maravillosa la entrada en escena de Cookie, cual diosa egipcia, y las caras de sus contrincantes.
Empire Entreprises vs Lyon Dynasty
Cookie sigue decidida a crear su propia discográfica, con Hakeem y su grupo Ménage à trois como estrellas principales. No está dispuesta a dejarse pisotear por su ex-marido, y saca el general que lleva dentro para lidiar con las Destiny Childs de palo y hacer que su actuación de presentación en Apex Radio esté a la altura de las circunstancias.
En medio de la guerra familiar, Andre sigue buscando su lugar en esta historia. Rechaza la propuesta de su madre de volver a Lyon Dynasty porque siente que pertenece a Empire. Lástima que su padre no esté de acuerdo. Ni siquiera la carta del bebé en camino ha conseguido hacer cambiar de idea a Lucious, incapaz de perdonar y confiar de nuevo en su hijo mayor. Espero que Andre sea capaz de encontrar su camino pronto, porque el papel de hijo llorica me resulta bastante aburrido.
Con Hakeem triunfando con su nuevo single, Anika jugando al doble agente y Valentina, líder de Ménage à Trois y amante de Hakeem, domada a golpe de látigo y flexiones, parece que la suerte sonríe a Cookie que ve como sus sueños empiezan a hacerse realidad. Pero el refranero popular es muy sabio, y ya se sabe que donde las dan las toman, así que Lucious aprovecha los minutos previos a la actuación radiofónica para anunciar que acaba de contratar a Valentina y comprar Apex Radio. Sin grupo musical y sin plataforma en la que promocionarse las cosas se ponen feas para Lyon Dynasty, ¿conseguirán remontar el vuelo?
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