Y a la novena, resurgió How I Met Your Mother

How I Met Your Mother encaraba su novena —y última— temporada con el objetivo de dejar un buen sabor de boca para los fieles que la han seguido durante toda su andadura en CBS. Si bien la serie dio síntomas de agotamiento durante gran parte de sexta, séptima y octava temporada, la revelación del rostro de la madre supuso un cambio de fichas en el tablero para augurar una gran novena temporada.

Evidentemente, la serie no se podía quedar en saber quién era la madre y punto. Por algo la serie es Cómo conocí a vuestra madre y no Quién es vuestra madre. Bays y Thomas, los creadores, han tomado la decisión de que toda la novena temporada se desarrolle en el fin de semana en el que acontece la boda de Barney y Robin. Pero, evidentemente, la boda de Robarney no daba para toda una temporada completa y hemos acudido a los recurrentes flashbacks para rememorar momentos del pasado de los protagonistas. Pese que muchos lo hayan considerado una mentira, la última temporada no estaría completa si la hubiéramos pasado entera en Farhampton, sin revisitar el icónico McLaren’s o el apartamento de Marshall y Lily.

El primer acierto ha sido plantear que la Madre conociera primero a todos los amigos de Ted antes que a él mismo. Y, de momento, no ha decepcionado en absoluto. El momento con Barney fue maravilloso, y encima nos descubren que ella tiene parte de culpa en que se celebre la boda. Las interacciones con Lily y Marshall han sido menos emotivas, pero han funcionado bastante bien. A la espera estamos del encuentro con Robin, en el que pueden saltar chispas. También falta el de Ted, del que nos han enseñado ya dos adorables encuentros en los que se confirma que ambos tienen muchísima química. Quizás, dejar a Marshall apartado casi media temporada no ha sido el mayor de los aciertos, porque le hemos visto muy desligado del grupo, a pesar de los intentos por introducirle en la trama mediante el teléfono y las videollamadas.

También ha sido positiva la decisión de ir resolviendo aquellos misterios que han ido formando la mitología e idiosincrasia de la serie. Hemos resuelto los autores de los regalos de boda de Marshall y Lily —y la fallida de Ted—, y también se ha vuelto a coquetear con Slutty Pumpkim y, aunque no sea un misterio, también han traído de vuelta los Pause en las peleas de Marshall y Lily. Falta por resolver una de las mayores intrigas de la ficción, que no es otra que la Piña y la chica que se encuentra Ted en el décimo capítulo de la primera temporada.

Una de las críticas que más se realizó a la octava temporada fue la introducción de un tipo de humor más infantil que en años anteriores, al recurrir a gritos infantiles, dirigirse a la cuarta pared… Si bien esto ha continuado en esta novena temporada, se ha reducido y hemos tenido buenos gags como el ya mítico Thank you, Linus, Ted haciendo de padrino o los ancianos zombis. También hemos coqueteado con el drama (Entendiendo que estamos en una sitcom), ya que HIMYM demostró hace tiempo que sabe jugar muy bien con las emociones, como en el capítulo en el que Barney le celebra a Robin una boda canadiense.

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En definitiva, pese a que la serie bajó el tono en los últimos años, concebir la novena como la temporada final le ha sentado muy bien. Los guionistas están dándolo todo desde el primer momento para cerrar tramas pasadas y atar todo lo relacionado a la madre de forma satisfactoria. Es por eso que la serie, que en su día fue la mejor comedia en emisión, ha recuperado una parte de la brillantez que tuvo en el pasado, si bien no llega a acariciar las cotas de grandeza que alcanzó en el pasado. No nos queda nada para despedir a una de las mejores comedias de la segunda década dorada de las series americanas, y parece que lo vamos a hacer con un buen sabor de boca.